ROMA, 25 Abr. 14 / 02:11 pm (ACI).- Algunos sectores intentan empañar en estos días la vida y obra de Juan Pablo II a puertas de su canonización, acusándolo de una supuesta inacción ante los abusos sexuales, algo que ha sido desmentido en diversas ocasiones. Recordamos un muy claro discurso del Papa a los obispos de los Estados Unidos en 2002, en el que condenó estos hechos, alentó a luchar contra este mal, exhortó a sanar las heridas de los afectados y expresó su solidaridad para con ellos.
El 23 de abril de 2002 el Santo Padre se reunió con diversos cardenales y obispos de Estados Unidos en el Vaticano. En su discurso les dijo que “a los fieles católicos, y a toda la sociedad, les debe quedar absolutamente claro que a los obispos y los superiores les preocupa, sobre todo, el bien espiritual de las almas. La gente debe saber que en el sacerdocio y en la vida religiosa no hay lugar para quienes dañan a los jóvenes”.
“Debe saber que los obispos y los sacerdotes están totalmente comprometidos en favor de la plenitud de la verdad católica en materia de moral sexual, una verdad esencial tanto para la renovación del sacerdocio y del episcopado como para la renovación del matrimonio y de la vida familiar”.
El Pontífice polaco aseguró luego que “los abusos de menores son un síntoma grave de una crisis que no sólo afecta a la Iglesia, sino también a la sociedad entera. Se trata de una crisis profundamente arraigada de moralidad sexual, incluso de relaciones humanas, y sus principales víctimas son lafamilia y los jóvenes. La Iglesia, tratando el problema de esos abusos con claridad y determinación, ayudará a la sociedad a comprender y afrontar la crisis en su seno”.
“Como a vosotros, también a mí me ha dolido profundamente que algunos sacerdotes y religiosos, cuya vocación es ayudar a las personas a vivir una vida santa a los ojos de Dios, hayan causado tanto sufrimiento y escándalo a los jóvenes. Debido a ese gran daño provocado por algunos sacerdotes y religiosos, a la Iglesia misma se la ve con sospecha, y muchos se sienten ofendidos por el modo como perciben que han actuado los responsables de la Iglesia a este respecto”.
Juan Pablo II resaltó asimismo que “desde todos los puntos de vista, el abuso que ha causado esta crisis es inmoral y, con razón, la sociedad lo considera un crimen; es también un pecado horrible a los ojos de Dios. A las víctimas y a sus familias, dondequiera que se encuentren, les expreso mi profundo sentimiento de solidaridad y mi preocupación”.
Karol Wojtyla exhortó a que “este tiempo de prueba lleve a la purificación de toda la comunidad católica, una purificación necesaria y urgente para que la Iglesia predique con más eficacia el Evangelio de Jesucristo con toda su fuerza liberadora. Ahora debemos hacer que donde ha abundado el pecado, sobreabunde la gracia. Tanto dolor y tanto disgusto deben llevar a un sacerdocio más santo, a un episcopado más santo y a una Iglesia más santa”.
“Pido al Señor –concluyó– que conceda a los obispos de Estados Unidos la fuerza de fundamentar su respuesta a la crisis actual sobre los sólidos cimientos de la fe y la auténtica caridad pastoral por las víctimas, así como por los sacerdotes y toda la comunidad católica en su país. Y pido a los católicos que estén cerca de sus sacerdotes y obispos, y los apoyen con sus oraciones en este difícil momento”.
Para leer el discurso completo ingrese a:http://www.aciprensa.com/Docum/discursousa.htm
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