martes, 3 de marzo de 2015

Evangelio meditado

Los fariseos dicen una cosa y hacen otra
Cuaresma y Semana Santa
Mateo 23, 1-12. Cuaresma. La Ley no aparecía ya como guía gozosa hacia Dios, sino como una exigencia que, en definitiva, no se podía cumplir.


Por: David Varela Flores | Fuente: Catholic.net



Del santo Evangelio según san Mateo 23, 1-12
En aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos diciendo: En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos. Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen. Atan cargas pesadas y las echan a las espaldas de la gente, pero ellos ni con el dedo quieren moverlas. Todas sus obras las hacen para ser vistos por los hombres; se hacen bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto; quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame "Rabbí". Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos. Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo. Ni tampoco os dejéis llamar "Guías", porque uno solo es vuestro Guía: el Cristo. El mayor entre vosotros será vuestro servidor. Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.

Oración Introductoria
Jesús mío, te doy gracias por este nuevo día que me permites vivir. Por favor, dame tu gracia para que este día esté lleno de una fe que no se tambalee con nada, de una esperanza gozosa y de un amor alegre a tu santísima voluntad. Y que estas virtudes, dulce Jesús, me llenen de humildad verdadera. Te ofrezco este rato de oración por mis familiares y por la persona que más lo necesite.

Petición
Señor Jesús, Tú que eres manso y humilde de corazón, te pido que me enseñes a ser como Tú para que ante tus ojos me encuentre grato y te sea un verdadero hijo.

Meditación del Papa Francisco
A veces, alguno de estos cristianos, comente un pecado grave, pero se arrepiente, pide perdón y esto es grande: la capacidad de pedir perdón, de no confundir pecado con virtud, saber bien donde está la virtud y donde el pecado. Y estos están fundados en la roca y la roca es Cristo. Siguen el camino de Jesús, le siguen a Él.
Los soberbios, los vanidosos, los cristianos de apariencia, serán abatidos, humillados mientras que los pobres serán los que triunfarán, los pobres de espíritu, los que delante de Dios no se sienten nada, los humildes, y llevan adelante la salvación poniendo en práctica la Palabra del Señor.
Hoy estamos, mañana no estaremos. Piensa, hombre, qué será de ti: pasto de gusanos. Nos comerán los gusanos, a todos, si no tenemos esta roca, acabaremos pisoteados. Los invito a pedir al Señor, en este tiempo de preparación, estar firme en la roca que es Él, nuestra esperanza es Él. Nosotros somos todos pecadores, somos débiles, pero si ponemos la esperanza en Él, podremos ir adelante. Y esta es la alegría de un cristiano: saber que en Él hay esperanza, está el perdón, está la paz, está la alegría. Y no poner nuestra esperanza en cosas que hoy están y mañana no estarán. (Cf Homilía de S.S. Francisco, 4 de diciembre de 2014, en Santa Marta).
Reflexión 
El mandato de Cristo no puede perderse en el aire, diluirse o desaparecer como otros tantos consejos y peticiones que las personas nos hacen. No podemos esquivar esta invitación. Hay que fecundarla con nuestra voluntad. Luchemos verdaderamente por adquirir esta humildad que nos habla Cristo. Cuando cumplamos nuestros deberes con perfección y elegancia. No nos ensalcemos de más, porque todas nuestras cualidades nacen de Dios y es a Dios a quien hay que agradecer.

Propósito
Hoy diré "muchas gracias" a todas las alabanzas que me hagan, procurando no dar paso a mi vanidad, por amor a ti y a los demás.

Diálogo con Cristo
¡Cristo, gracias por tu invitación a la humildad, pero, sobre todo, gracias por ilustrarme con tus obras! Pero aún teniendo tu ejemplo, me faltan fuerzas para sacar adelante esta virtud. Por favor, no te olvides de mí, que sin tu ayuda nada podré hacer.

"Hay que cuidarse del orgullo, porque el orgullo envilece cualquier cosa". Madre Teresa de Calcuta

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