La realidad entre las religiones es muy diferente de lo que percibimos en Occidente
Por: Andrea Tornielli | Fuente: vaticaninsider.lastampa.it
La red de solidaridad de los cristianos en el continente asiático: refugios para prófugos, comida y medicinas
Cristianos católicos que defienden a los musulmanes Rohinyá de las violencias perpetradas por grupos budistas extremistas apoyados por los militares del país. En Birmania (cuyo nombre oficial es Myanmar) la relación (y los enfrentamientos) entre las religiones es muy diferente de lo que percibimos en Occidente.
En Birmania, aunque representen solamente el 1,3% de la población, los católicos están mucho más comprometidos en la promoción del diálogo y la convivencia. En febrero de este año, Papa Francisco quiso incluir entre los nuevos cardenales al arzobispo de Yangón, el salesiano Charles Maung Bo, que en los últimos años ha llamado en diferentes ocasiones a luchar contra de la discriminación y la violencia que sufren los musulmanes. El último llamado es justamente de estos días, como indicó la agencia Fides.
«Solicitamos fuertemente que el gobierno –declaró el cardenal Bo– no permita que discursos de odio inviertan la gloriosa tradición birmana de compasión. Los ciudadanos de Myanmar tienen la obligación moral de proteger y promover la dignidad de todas las personas humanas. Una comunidad no puede ser demonizada y no se le pueden negar los derechos básicos como la identidad, la ciudadanía y el derecho de ser comunidad».
«Nuestra nación es concebida como una única familia, sabiendo que nuestra unidad radica en la diversidad y no en la uniformidad –dijo hace menos de un mes el arzobispo. Nuestra diversidad es nuestra riqueza».
Solidaridad y apoyo
En Birmania, explica Giuseppe Malpeli, presidente de la Asociación por la amistad entre Italia y Birmania, hay «comunidades de jesuitas y de monjas que acogen y apoyan a las comunidades islámicas en dificultades, que acogen a los niños musulmanes en los orfanatos y en las escuelas». Mientras, en relación con la difícil situación de los prófugos Rohinyá, en la zona aislada por los militares que impiden la entrada de organizaciones no gubernamentales transformando los campos para prófugos en campos de concentración, Malpeli recuerda que «hay misioneros javierianos que lograron pasar la frontera de Bangladesh y, aunque con muchas dificultades, prestan ayuda a la comunidad musulmana».
Las Cáritas de los países vecinos también se comprometen. Desde hace años, la Cáritas de Thailandia, en colaboración con la Catholic Office for Emergency Relief and Services (Coerr), organiza iniciativas para el apoyo sanitario, alimenticio y social en los diferentes centros de acogida a nivel diocesano, en los que se reúnen los prófugos que huyen.
El pasado domingo 24 de mayo, incluso Papa Francisco habló sobre el drama de los Rohinyá: «Sigo con viva preocupación y dolor en el corazón los casos de los numerosos prófugos en el Golfo de Bengala y en el mar de Andamán. Expreso mi aprecio por los esfuerzos realizados por los países que han ofrecido su disponibilidad para acoger a estas personas que están afrontando graves sufrimientos y peligros».
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