miércoles, 6 de enero de 2016

Evangelio 6 de Enero de 2015

Lecturas del día:



  • Primera lectura

    I Juan 4:11-18
    11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.
    12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.
    13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.
    14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo.
    15 Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece em él y él en Dios.
    16 Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
    17 En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
    18 No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo;
  • Salmo responsorial

    Salmo 72:1-2, 10, 12-13
    1 De Salomón. Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu justicia:
    2 que con justicia gobierne a tu pueblo, con equidad a tus humildes.
    10 los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos;
    12 Porque él librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara;
    13 se apiadará del débil y del pobre, el alma de los pobres salvará.
  • Evangelio

    Marcos 6:45-52
    45 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.
    46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.
    47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.
    48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo.
    49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
    50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»
    51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,
    52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.

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