Salmo responsorial
Salmo 63:2-6, 8-9
2 Dios, tú mi Dios, yo te busco, sed de ti tiene mi alma, en pos de ti languidece mi carne, cual tierra seca, agotada, sin agua.
3 Como cuando en el santuario te veía, al contemplar tu poder y tu gloria,
4 - pues tu amor es mejor que la vida, mis labios te glorificaban -,
5 así quiero en mi vida bendecirte, levantar mis manos en tu nombre;
6 como de grasa y médula se empapará mi alma, y alabará mi boca con labios jubilosos.
8 porque tú eres mi socorro, y yo exulto a la sombra de tus alas;
9 mi alma se aprieta contra ti, tu diestra me sostiene.
Evangelio
Lucas 9:18-24
18 Y sucedió que mientras él estaba orando a solas, se hallaban con él los discípulos y él les preguntó: «¿Quién dice la gente que soy yo?»
19 Ellos respondieron: «Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que un profeta de los antiguos había resucitado.»
20 Les dijo: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Pedro le contestó: «El Cristo de Dios.»
21 Pero les mandó enérgicamente que no dijeran esto a nadie.
22 Dijo: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar al tercer día.»
23 Decía a todos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame.
24 Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, ése la salvará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario