Primera lectura
Amós 3:1-8; 4:11-12
1 Escuchad esta palabra que dice Yahveh contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que yo hice subir del país de Egipto:
2 Solamente a vosotros conocí de todas las familias de la tierra; por eso yo os visitaré por todas vuestras culpas.
3 Caminan acaso dos juntos, sin haberse encontrado?
4 ¿Ruge el león en la selva sin que haya presa para él? ¿Lanza el leoncillo su voz desde su cubil, si no ha atrapado algo?
5 ¿Cae un pájaro a tierra en el lazo, sin que haya una trampa para él? ¿Se alza del suelo el lazo sin haber hecho presa?
6 ¿Suena el cuerno en una ciudad sin que el pueblo se estremezca? ¿Cae en una ciudad el infortunio sin que Yahveh lo haya causado?
7 No, no hace nada el Señor Yahveh sin revelar su secreto a sus siervos los profetas.
8 Ruge el león, ¿quién no temerá? Habla el Señor Yahveh, ¿quién no profetizará?
11 Os he trastornado como Dios trastornó a Sodoma y Gomorra, habéis quedado como un tizón salvado de un incendio; ¡y no habéis vuelto a mí!, oráculo de Yahveh.
12 Por eso, así voy a hacer contigo, Israel, y porque esto voy a hacerte, prepárate, Israel, a afrontar a tu Dios.
Primera lectura
II Timoteo 2:22-26
22 Huye de las pasiones juveniles. Vete al alcance de la justicia, de la fe, de la caridad, de la paz, en unión de los que invocan al Señor con corazón puro.
23 Evita las discusiones necias y estúpidas; tú sabes bien que engrendran altercados.
24 Y a un siervo del Señor no le conviene altercar, sino ser amable, con todos, pronto a enseñar, sufrido,
25 y que corrija con mansedumbre a los adversarios, por si Dios les otorga la conversión que les haga conocer plenamente la verdad,
26 y volver al buen sentido, librándose de los lazos del Diablo que los tiene cautivos, rendidos a su voluntad.
Evangelio
Juan 17:20-26
20 No ruego sólo por éstos, sino también por aquellos que, por medio de su palabra, creerán en mí,
21 para que todos sean uno. Como tú, Padre, en mí y yo en ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.
22 Yo les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno como nosotros somos uno:
23 yo en ellos y tú en mí, para que sean perfectamente uno, y el mundo conozca que tú me has enviado y que los has amado a ellos como me has amado a mí.
24 Padre, los que tú me has dado, quiero que donde yo esté estén también conmigo, para que contemplan mi gloria, la que ma has dado, porque me has amado antes de la creación del mundo.
25 Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido y éstos han conocido que tú me has enviado.
26 Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré dando a conocer, para que el amor con que tú me has amado esté en ellos y yo en ellos.»
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