Primera lectura
Efesios 2:1-10
1 Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados,
2 en los cuales vivisteis en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes...
3 entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera...
4 Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo,
5 estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados -
6 y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús,
7 a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús.
8 Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios;
9 tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe.
10 En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos.
Evangelio
Lucas 12:13-21
13 Uno de la gente le dijo: «Maestro, di a mi hermano que reparta la herencia conmigo.»
14 El le respondió: «¡Hombre! ¿quién me ha constituido juez o repartidor entre vosotros?»
15 Y les dijo: «Mirad y guardaos de toda codicia, porque, aun en la abundancia, la vida de uno no está asegurada por sus bienes.»
16 Les dijo una parábola: «Los campos de cierto hombre rico dieron mucho fruto;
17 y pensaba entre sí, diciendo: "¿Qué haré, pues no tengo donde reunir mi cosecha?"
18 Y dijo: "Voy a hacer esto: Voy a demoler mis graneros, y edificaré otros más grandes y reuniré allí todo mi trigo y mis bienes,
19 y diré a mi alma: Alma, tienes muchos bienes en reserva para muchos años. Descansa, come, bebe, banquetea."
20 Pero Dios le dijo: "¡Necio! Esta misma noche te reclamarán el alma; las cosas que preparaste, ¿para quién serán?"
21 Así es el que atesora riquezas para sí, y no se enriquece en orden a Dios.»
Primera lectura
Filipenses 3:17--4:1
17 Hermanos, sed imitadores míos, y fijaos en los que viven según el modelo que tenéis en nosotros.
18 Porque muchos viven según os dije tantas veces, y ahora os lo repito con lágrimas, como enemigos de la cruz de Cristo,
19 cuyo final es la perdición, cuyo Dios es el vientre, y cuya gloria está en su vergüenza, que no piensan más que en las cosas de la tierra.
20 Pero nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde esperamos como Salvador al Señor Jesucristo,
21 el cual transfigurará este miserable cuerpo nuestro en un cuerpo glorioso como el suyo, en virtud del poder que tiene de someter a sí todas las cosas.
1 Por tanto, hermanos míos queridos y añorados, mi gozo y mi corona, manteneos así firmes en el Señor, queridos.
Salmo responsorial
Salmo 34:2-9
2 Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;
3 en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!
4 Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos.
5 He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores.
6 Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante.
7 Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias.
8 Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra.
9 Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.
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