Primera lectura
Hebreos 3:7-14
7 Por eso, como dice el Espíritu Santo: Si oís hoy su voz,
8 no endurezcáis vuestros corazones como en la Querella, el día de la provocación en el desierto,
9 donde me provocaron vuestros padres y me pusieron a prueba, aun después de haber visto mis obras
10 durante cuarenta años. Por eso me irrité contra esa generación y dije: Andan siempre errados en su corazón; no conocieron mis caminos.
11 Por eso juré en mi cólera: ¡No entrarán en mi descanso!
12 ¡Mirad, hermanos!, que no haya en ninguno de vosotros un corazón maleado por la incredulidad que le haga apostatar de Dios vivo;
13 antes bien, exhortaos mutuamente cada día mientras dure este hoy, para que ninguno de vosotros se endurezca seducido por el pecado.
14 Pues hemos venido a ser partícipes de Cristo, a condición de que mantengamos firme hasta el fin la segura confianza del principio.
Salmo responsorial
Salmo 95:6-11
6 Entrad, adoremos, prosternémonos, ¡de rodillas ante Yahveh que nos ha hecho!
7 Porque él es nuestro Dios, y nosotros el pueblo de su pasto, el rebaño de su mano. ¡Oh, si escucharais hoy su voz!:
8 «No endurezcáis vuestro corazón como en Meribá, como el día de Massá en el desierto,
9 donde me pusieron a prueba vuestros padres, me tentaron aunque habían visto mi obra.
10 «Cuarenta años me asqueó aquella generación, y dije: Pueblo son de corazón torcido, que mis caminos no conocen.
11 Y por eso en mi cólera juré: ¡No han de entrar en mi reposo!»
Evangelio
Marcos 1:40-45
40 Se le acerca un leproso suplicándole y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme.»
41 Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio.»
42 Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio.
43 Le despidió al instante prohibiéndole severamente:
44 «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio.»
45 Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a él de todas partes.
Primera lectura
Ezequiel 33:12-16
12 Y tú, hijo de hombre, di a los hijos de tu pueblo: La justicia del justo no le salvará el día de su perversión, ni la maldad del malvado le hará sucumbir el día en que se aparte de su maldad. Pero tampoco el justo vivirá en virtud de su justicia el día en que peque.
13 Si yo digo al justo: «Vivirás», pero él, fiándose de su justicia, comete la injusticia, no quedará memoria de toda su justicia, sino que morirá por la injusticia que cometió.
14 Y si digo al malvado: «Vas a morir», y él se aparta de pecado y practica el derecho y la justicia,
15 si devuelve la prenda, restituye lo que robó, observa los preceptos que dan la vida y deja de cometer injusticia, vivirá ciertamente, no morirá.
16 Ninguno de los pecados que cometió se le recordará más: ha observado el derecho y la justicia; ciertamente vivirá.
Salmo responsorial
Salmo 51:8-12, 17, 19
8 Mas tú amas la verdad en lo íntimo del ser, y en lo secreto me enseñas la subiduría.
9 Rocíame con el hisopo, y seré limpio, lávame, y quedaré más blanco que la nieve.
10 Devuélveme el son del gozo y la alegría, exulten los huesos que machacaste tú.
11 Retira tu faz de mis pecados, borra todas mis culpas.
12 Crea en mí, oh Dios, un puro corazón, un espíritu firme dentro de mí renueva;
17 abre, Señor, mis labios, y publicará mi boca tu alabanza.
19 El sacrificio a Dios es un espíritu contrito; un corazón contrito y humillado, oh Dios, no lo desprecias.
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