viernes, 2 de febrero de 2018

Evangelio 2 de Febrero de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Malaquías 3:1-4
    1 He aquí que yo envío a mi mensajero a allanar el camino delante de mí, y enseguida vendrá a su Templo el Señor a quien vosotros buscáis; y el Angel de la alianza, que vosotros deseáis, he aquí que viene, dice Yahveh Sebaot.
    2 ¿Quién podrá soportar el Día de su venida? ¿Quién se tendrá en pie cuando aparezca? Porque es él como fuego de fundidor y como lejía de lavandero.
    3 Se sentará para fundir y purgar. Purificará a los hijos de Leví y los acrisolará como el oro y la plata; y serán para Yahveh los que presentan la oblación en justicia.
    4 Entonces será grata a Yahveh la oblación de Judá y de Jerusalén, como en los días de antaño, como en los años antiguos.
  • Salmo responsorial

    Salmo 24:7-10
    7 ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!
    8 ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh, el fuerte, el valiente, Yahveh, valiente en la batalla.
    9 ¡Puertas, levantad vuestros dinteles, alzaos, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!
    10 ¿Quién es ese rey de gloria? Yahveh Sebaot, él es el rey de gloria.
  • Segunda lectura

    Hebreos 2:14-18
    14 Por tanto, así como los hijos participan de la sangre y de la carne, así también participó él de las mismas, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al Diablo,
    15 y libertar a cuantos, por temor a la muerte, estaban de por vida sometidos a esclavitud.
    16 Porque, ciertamente, no se ocupa de los ángeles, sino de la descendencia de Abraham.
    17 Por eso tuvo que asemejarse en todo a sus hermanos, para ser misericordioso y Sumo Sacerdote fiel en lo que toca a Dios, en orden a expiar los pecados del pueblo.
    18 Pues, habiendo sido probado en el sufrimiento, puede ayudar a los que se ven probados.
  • Evangelio

    Lucas 2:22-40
    22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
    23 como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor
    24 y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
    25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
    26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
    27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
    28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
    29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
    30 porque han visto mis ojos tu salvación,
    31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
    32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»
    33 Su padre y su madre estaban admirados de lo que se decía de él.
    34 Simeón les bendijo y dijo a María, su madre: «Este está puesto para caída y elevación de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción -
    35 ¡y a ti misma una espada te atravesará el alma! - a fin de que queden al descubierto las intenciones de muchos corazones.»
    36 Había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad avanzada; después de casarse había vivido siete años con su marido,
    37 y permaneció viuda hasta los ochenta y cuatro años; no se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día en ayunos y oraciones.
    38 Como se presentase en aquella misma hora, alababa a Dios y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
    39 Así que cumplieron todas las cosas según la Ley del Señor, volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    40 El niño crecía y se fortalecía, llenándose de sabiduría; y la gracia de Dios estaba sobre él.

    O también:
    Lucas 2:22-32
    22 Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,
    23 como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón primogénito será consagrado al Señor
    24 y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones , conforme a lo que se dice en la Ley del Señor.
    25 Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón; este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo.
    26 Le había sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor.
    27 Movido por el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía sobre él,
    28 le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo:
    29 «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu siervo se vaya en paz;
    30 porque han visto mis ojos tu salvación,
    31 la que has preparado a la vista de todos los pueblos,
    32 luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu pueblo Israel.»

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