lunes, 3 de septiembre de 2018

Evangelio 3 de Septiembre de 2018

Color: Blanco

Santos:

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Génesis 2:4-9, 15
    4 Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos,
    5 no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo.
    6 Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo.
    7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
    8 Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.
    9 Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
    15 Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase.
  • Salmo responsorial

    Salmo 90:2-5, 12-14, 16
    2 Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.
    3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!»
    4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
    5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota;
    12 ¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón!
    13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos.
    14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida.
    16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos!
  • Evangelio

    Mateo 6:31-34
    31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
    32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
    33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
    34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.
  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 2:1-5
    1 Pues yo, hermanos, cuando fui a vosotros, no fui con el prestigio de la palabra o de la sabiduría a anunciaros el misterio de Dios,
    2 pues no quise saber entre vosotros sino a Jesucristo, y éste crucificado.
    3 Y me presenté ante vosotros débil, tímido y tembloroso.
    4 Y mi palabra y mi predicación no tuvieron nada de los persuasivos discursos de la sabiduría, sino que fueron una demostración del Espíritu y del poder
    5 para que vuestra fe se fundase, no en sabiduría de hombres, sino en el poder de Dios.
  • Salmo responsorial

    Salmo 119:97-102
    97 ¡Oh, cuánto amo tu ley! Todo el día es ella mi meditación.
    98 Más sabio me haces que mis enemigos por tu mandamiento, que por siempre es mío.
    99 Tengo más prudencia que todos mis maestros, porque mi meditación son tus dictámenes.
    100 Poseo más cordura que los viejos, porque guardo tus ordenanzas.
    101 Retraigo mis pasos de toda mala senda para guardar tu palabra.
    102 De tus juicios no me aparto, porque me instruyes tú.
  • Evangelio

    Lucas 4:16-30
    16 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.
    17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:
    18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos
    19 y proclamar un año de gracia del Señor.
    20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.
    21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»
    22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»
    23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.»
    24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»
    25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;
    26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.
    27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»
    28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;
    29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.
    30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.

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