Primera lectura
Isaías 6:1-81 El año de la muerte del rey Ozías vi al Señor sentado en un trono excelso y elevado, y sus haldas llenaban el templo.2 Unos serafines se mantenían erguidos por encima de él; cada uno tenía seis alas: con un par se cubrían la faz, con otro par se cubrían los pies, y con el otro par aleteaban,3 Y se gritaban el uno al otro: «Santo, santo, santo, Yahveh Sebaot: llena está toda la tierra de su gloria.».4 Se conmovieron los quicios y los dinteles a la voz de los que clamaban, y la Casa se llenó de humo.5 Y dije: «¡Ay de mí, que estoy perdido, pues soy un hombre de labios impuros, y entre un pueblo de labios impuros habito: que al rey Yahveh Sebaot han visto mis ojos!»6 Entonces voló hacia mí uno de los serafines con una brasa en la mano, que con las tenazas había tomado de sobre el altar,7 y tocó mi boca y dijo: «He aquí que esto ha tocado tus labios: se ha retirado tu culpa, tu pecado está expiado.»8 Y percibí la voz del Señor que decía: «¿A quién enviaré? ¿y quién irá de parte nuestra»? Dije: «Heme aquí: envíame.»Salmo responsorial
Salmo 40:2, 4, 7-112 En Yahveh puse toda mi esperanza, él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor.4 Puso en mi boca un canto nuevo, una alabanza a nuestro Dios; muchos verán y temerán, y en Yahveh tendrán confianza.7 Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas,8 dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro9 hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.10 He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.11 No he escondido tu justicia en el fondo de mi corazón, he proclamado tu lealtad, tu salvación, ne he ocultado tu amor y tu verdad a la gran asamblea.Evangelio
Lucas 10:1-91 Después de esto, designó el Señor a otros 72, y los envió de dos en dos delante de sí, a todas las ciudades y sitios a donde él había de ir.2 Y les dijo: «La mies es mucha, y los obreros pocos. Rogad, pues, al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies.3 Id; mirad que os envío como corderos en medio de lobos.4 No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias. Y no saludéis a nadie en el camino.5 En la casa en que entréis, decid primero: "Paz a esta casa."6 Y si hubiere allí un hijo de paz, vuestra paz reposará sobre él; si no, se volverá a vosotros.7 Permaneced en la misma casa, comiendo y bebiendo lo que tengan, porque el obrero merece su salario. No vayáis de casa en casa.8 En la ciudad en que entréis y os reciban, comed lo que os pongan;9 curad los enfermos que haya en ella, y decidles: "El Reino de Dios está cerca de vosotros."
Calle L- 6, Jardines de Cuscatlan, Ciudad Merliot, Antiguo Cuscatlan, El Salvador, CentroAmerica
viernes, 6 de diciembre de 2019
Lecturas 6 de Diciembre de 2019
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