Primera lectura
I Reyes 8:1-7, 9-131 Entonces congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén para hacer subir el arca de la alianza de Yahveh desde la ciudad de David, que es Sión.2 Se reunieron junto al rey Salomón todos los hombres de Israel, en el mes de Etanim, (que es el mes séptimo) en la fiesta,3 y los sacerdotes llevaron el arca,4 y la Tienda del Encuentro, con todos los objetos sagrados que había en la Tienda.5 El rey Salomón y todo Israel con él sacrificaron ante el arca ovejas y bueyes en número incalculable e innumerable.6 Los sacerdotes llevaron el arca de la alianza de Yahveh a su sitio, al Debir de la Casa, en el Santo de los Santos, bajo las alas de los querubines,7 porque los querubines extendían las alas por encima del sitio del arca, cubriendo los querubines el arca y su varales por encima.9 En el arca no había nada más que las dos tablas de piedra que Moisés hizo poner en ella, en el Horeb, las tablas de la alianza que pactó Yahveh con los israelitas cuando salieron de la tierra de Egipto.10 Al salir los sacerdotes del Santo, la nube llenó la Casa de Yahveh.11 Y los sacerdotes no pudieron continuar en el servicio a causa de la nube, porque la gloria de Yahveh llenaba la Casa de Yahveh.12 Entonces Salomón dijo: «Yahveh quiere habitar en densa nube.13 He querido erigirte una morada un lugar donde habites para siempre.»Salmo responsorial
Salmo 132:6-106 Mirad: hemos oído de Ella que está en Efratá, ¡la hemos encontrado en los Campos del Bosque!7 ¡Vayamos a la Morada de él, ante el estrado de sus pies postrémonos!8 ¡Levántate, Yahveh, hacia tu reposo, tú y el arca de tu fuerza!9 Tus sacerdotes se vistan de justicia, griten de alegría tus amigos.10 En gracia a David, tu servidor, no rechaces el rostro de tu ungido.Evangelio
Marcos 6:53-5653 Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret y atracaron.54 Apenas desembarcaron, le reconocieron en seguida,55 recorrieron toda aquella región y comenzaron a traer a los enfermos en camillas adonde oían que él estaba.56 Y dondequiera que entraba, en pueblos, ciudades o aldeas, colocaban a los enfermos en las plazas y le pedían que tocaran siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaban salvados.
Calle L- 6, Jardines de Cuscatlan, Ciudad Merliot, Antiguo Cuscatlan, El Salvador, CentroAmerica
lunes, 10 de febrero de 2020
Lecturas 10 de Febrero de 2020
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