Lecturas del día:
Primera lectura
Efesios 4:7-167 A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo.8 Por eso dice: Subiendo a la altura, llevó cautivos y dio dones a los hombres.9 ¿Qué quiere decir «subió» sino que también bajó a las regiones inferiores de la tierra?10 Este que bajó es el mismo que subió por encima de todos los cielos, para llenarlo todo.11 El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros,12 para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo,13 hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.14 Para que no seamos ya niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error,15 antes bien, siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta Aquel que es la Cabeza, Cristo,16 de quien todo el Cuerpo recibe trabazón y cohesión por medio de toda clase de junturas que llevan la nutrición según la actividad propia de cada una de las partes, realizando así el crecimiento del cuerpo para su edificación en el amor.Salmo responsorial
Salmo 122:1-51 ¡Oh, qué alegría cuando me dijeron: Vamos a la Casa de Yahveh!2 ¡Ya estamos, ya se posan nuestros pies en tus puertas, Jerusalén!3 Jerusalén, construida cual ciudad de compacta armonía,4 a donde suben las tribus, las tribus de Yahveh, es para Israel el motivo de dar gracias al nombre de Yahveh.5 Porque allí están los tronos para el juicio, los tronos de la casa de David.Evangelio
Lucas 13:1-91 En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios.2 Les respondió Jesús: «¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas?3 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.4 O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿pensáis que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén?5 No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo.»6 Les dijo esta parábola: «Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró.7 Dijo entonces al viñador: "Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?"8 Pero él le respondió: "Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono,9 por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas."»
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