martes, 6 de octubre de 2020

Lecturas 6 de Octubre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Gálatas 1:13-24
    13 Pues ya estáis enterados de mi conducta anterior en el Judaísmo, cuán encarnizadamente perseguía a la Iglesia de Dios y la devastaba,
    14 y cómo sobrepasaba en el Judaísmo a muchos de mis compatriotas contemporáneos, superándoles en el celo por las tradiciones de mis padres.
    15 Mas, cuando Aquel que me separó desde el seno de mi madre y me llamó por su gracia, tuvo a bien
    16 revelar en mí a su Hijo, para que le anunciase entre los gentiles, al punto, sin pedir consejo ni a la carne ni a la sangre,
    17 sin subir a Jerusalén donde los apóstoles anteriores a mí, me fui a Arabia, de donde nuevamente volví a Damasco.
    18 Luego, de allí a tres años, subí a Jerusalén para conocer a Cefas y permanecí quince días en su compañía.
    19 Y no vi a ningún otro apóstol, y sí a Santiago, el hermano del Señor.
    20 Y en lo que os escribo, Dios me es testigo de que no miento.
    21 Luego me fui a las regiones de Siria y Cilicia;
    22 pero personalmente no me conocían las Iglesias de Judea que están en Cristo.
    23 Solamente habían oído decir: «El que antes nos perseguía ahora anuncia la buena nueva de la fe que entonces quería destruir».
    24 Y glorificaban a Dios a causa de mí.

  • Salmo responsorial

    Salmo 139:1-3, 13-15
    1 Del maestro de coro. De David. Salmo. Yahveh, tú me escrutas y conoces;
    2 sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos;
    3 esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas.
    13 Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre;
    14 yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras. Mi alma conocías cabalmente,
    15 y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra.

  • Evangelio

    Lucas 10:38-42
    38 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.
    39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,
    40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»
    41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;
    42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»

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