Lecturas del día:
Primera lectura
Hebreos 7:25--8:625 De ahí que pueda también salvar perfectamente a los que por él se llegan a Dios, ya que está siempre vivo para interceder en su favor.26 Así es el Sumo Sacerdote que nos convenía: santo, inocente, incontaminado, apartado de los pecadores, encumbrado por encima de los cielos,27 que no tiene necesidad de ofrecer sacrificios cada día, primero por sus pecados propios como aquellos Sumos Sacerdotes, luego por los del pueblo: y esto lo realizó de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.28 Es que la Ley instituye Sumos Sacerdotes a hombres frágiles: pero la palabra del juramento, posterior a la Ley, hace el Hijo perfecto para siempre.1 Este es el punto capital de cuanto venimos diciendo, que tenemos un Sumo Sacerdote tal, que se sentó a la diestra del trono de la Majestad en los cielos,2 al servicio del santuario y de la Tienda verdadera, erigida por el Señor, no por un hombre.3 Porque todo Sumo Sacerdote está instituido para ofrecer dones y sacrificios: de ahí que necesariamente también él tuviera que ofrecer algo.4 Pues si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo ya quienes ofrezcan dones según la Ley.5 Estos dan culto en lo que es sombra y figura de realidades celestiales, según le fue revelado a Moisés al emprender la construcción de la Tienda. Pues dice: Mira, harás todo conforme al modelo que te ha sido mostrado en el monte.6 Mas ahora ha obtenido él un ministerio tanto mejor cuanto es Mediador de una mejor Alianza, como fundada en promesas mejores.Salmo responsorial
Salmo 40:7-10, 177 Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas,8 dije entonces: Heme aquí, que vengo. Se me ha prescrito en el rollo del libro9 hacer tu voluntad. Oh Dios mío, en tu ley me complazco en el fondo de mi ser.10 He publicado la justicia en la gran asamblea; mira, no he contenido mis labios, tú lo sabes, Yahveh.17 ¡En ti se gocen y se alegren todos los que te buscan! Repitan sin cesar: «¡Grande es Yahveh!», los que aman tu salvación.Evangelio
Marcos 3:7-127 Jesús se retiró con sus discípulos hacia el mar, y le siguió una gran muchedumbre de Galilea. También de Judea,8 de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran muchedumbre, al oír lo que hacía, acudió a él.9 Entonces, a causa de la multitud, dijo a sus discípulos que le prepararan una pequeña barca, para que no le aplastaran.10 Pues curó a muchos, de suerte que cuantos padecían dolencias se le echaban encima para tocarle.11 Y los espíritus inmundos, al verle, se arrojaban a sus pies y gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.»12 Pero él les mandaba enérgicamente que no le descubrieran.Primera lectura
I Corintios 1:26-3126 ¡Mirad, hermanos, quiénes habéis sido llamados! No hay muchos sabios según la carne ni muchos poderosos ni muchos de la nobleza.27 Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios. Y ha escogido Dios lo débil del mundo, para confundir lo fuerte.28 Lo plebeyo y despreciable del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para reducir a la nada lo que es.29 Para que ningún mortal se gloríe en la presencia de Dios.30 De él os viene que estéis en Cristo Jesús, al cual hizo Dios para nosotros sabiduría de origen divino, justicia, santificación y redención,31 a fin de que, como dice la Escritura: El que se gloríe, gloríese en el Señor.Salmo responsorial
Salmo 23:1-61 Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta.2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce,3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.4 Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.Evangelio
Mateo 13:44-4644 «El Reino de los Cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo que, al encontrarlo un hombre, vuelve a esconderlo y, por la alegría que le da, va, vende todo lo que tiene y compra el campo aquel.»45 «También es semejante el Reino de los Cielos a un mercader que anda buscando perlas finas,46 y que, al encontrar una perla de gran valor, va, vende todo lo que tiene y la compra.
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