Lecturas del día:
Primera lectura
Hechos 22:3-163 «Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel en la exacta observancia de la Ley de nuestros padres; estaba lleno de celo por Dios, como lo estáis todos vosotros el día de hoy.4 Yo perseguí a muerte a este Camino, encadenando y arrojando a la cárcel a hombres y mujeres,5 como puede atestiguármelo el Sumo Sacerdote y todo el Consejo de ancianos. De ellos recibí también cartas para los hermanos de Damasco y me puse en camino con intención de traer también encadenados a Jerusalén a todos los que allí había, para que fueran castigados.6 «Pero yendo de camino, estando ya cerca de Damasco, hacia el mediodía, me envolvió de repente una gran luz venida del cielo;7 caí al suelo y oí una voz que me decía: "Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?"8 Yo respondí: "¿Quién eres, Señor?" Y él a mí: "Yo soy Jesús Nazoreo, a quien tú persigues."9 Los que estaban vieron la luz, pero no oyeron la voz del que me hablaba.10 Yo dije: "¿Qué he de hacer, Señor?" Y el Señor me respondió: "Levántate y vete a Damasco; allí se te dirá todo lo que está establecido que hagas."11 Como yo no veía, a causa del resplandor de aquella luz, conducido de la mano por mis compañeros llegué a Damasco.12 «Un tal Ananías, hombre piadoso según la Ley, bien acreditado por todos los judíos que habitaban allí,13 vino a verme, y presentándose ante mí me dijo: "Saúl, hermano, recobra la vista." Y en aquel momento le pude ver.14 El me dijo: "El Dios de nuestros padres te ha destinado para que conozcas su voluntad, veas al Justo y escuches la voz de sus labios,15 pues le has de ser testigo ante todos los hombres de lo que has visto y oído.16 Y ahora, ¿qué esperas? Levántate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre."O también:
Hechos 9:1-221 Entretanto Saulo, respirando todavía amenazas y muertes contra los discípulos del Señor, se presentó al Sumo Sacerdote,2 y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, para que si encontraba algunos seguidores del Camino, hombres o mujeres, los pudiera llevar atados a Jerusalén.3 Sucedió que, yendo de camino, cuando estaba cerca de Damasco, de repente le rodeó una luz venida del cielo,4 cayó en tierra y oyó una voz que le decía: «Saúl, Saúl, ¿por qué me persigues?»5 El respondió: «¿Quién eres, Señor?» Y él: «Yo soy Jesús, a quien tú persigues.6 Pero levántate, entra en la ciudad y se te dirá lo que debes hacer.»7 Los hombres que iban con él se habían detenido mudos de espanto; oían la voz, pero no veían a nadie.8 Saulo se levantó del suelo, y, aunque tenía los ojos abiertos, no veía nada. Le llevaron de la mano y le hicieron entrar en Damasco.9 Pasó tres días sin ver, sin comer y sin beber.10 Había en Damasco un discípulo llamado Ananías. El Señor le dijo en una visión: «Ananías.» El respondió: «Aquí estoy, Señor.»11 Y el Señor: «Levántate y vete a la calle Recta y pregunta en casa de Judas por uno de Tarso llamado Saulo; mira, está en oración12 y ha visto que un hombre llamado Ananías entraba y le imponía las manos para devolverle la vista.»13 Respondió Ananías: «Señor, he oído a muchos hablar de ese hombre y de los muchos males que ha causado a tus santos en Jerusalén14 y que está aquí con poderes de los sumos sacerdotes para apresar a todos los que invocan tu nombre.»15 El Señor le contestó: «Vete, pues éste me es un instrumento de elección que lleve mi nombre ante los gentiles, los reyes y los hijos de Israel.16 Yo le mostraré todo lo que tendrá que padecer por mi nombre.»17 Fue Ananías, entró en la casa, le impuso las manos y le dijo: «Saúl, hermano, me ha enviado a ti el Señor Jesús, el que se te apareció en el camino por donde venías, para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo.»18 Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobró la vista; se levantó y fue bautizado.19 Tomó alimento y recobró las fuerzas. Estuvo algunos días con los discípulos de Damasco,20 y en seguida se puso a predicar a Jesús en las sinagogas: que él era el Hijo de Dios.21 Todos los que le oían quedaban atónitos y decían: «¿No es éste el que en Jerusalén perseguía encarnizadamente a los que invocaban ese nombre, y no ha venido aquí con el objeto de llevárselos atados a los sumos sacerdotes?»22 Pero Saulo se crecía y confundía a los judíos que vivían en Damasco demostrándoles que aquél era el Cristo.Salmo responsorial
Salmo 117:1-21 ¡Alabad a Yahveh, todas las naciones, celebradle, pueblos todos!2 Porque es fuerte su amor hacia nosotros, la verdad de Yahveh dura por siempre.Evangelio
Marcos 16:15-1815 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»
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