Lecturas del día:
Primera lectura
Hechos 4:32-3532 La multitud de los creyentes no tenía sino un solo corazón y una sola alma. Nadie llamaba suyos a sus bienes, sino que todo era en común entre ellos.33 Los apóstoles daban testimonio con gran poder de la resurrección del Señor Jesús. Y gozaban todos de gran simpatía.34 No había entre ellos ningún necesitado, porque todos los que poseían campos o casas los vendían, traían el importe de la venta,35 y lo ponían a los pies de los apóstoles, y se repartía a cada uno según su necesidad.Salmo responsorial
Salmo 118:2-4, 13-15, 22-242 ¡Diga la casa de Israel: que es eterno su amor!3 ¡Diga la casa de Aarón: que es eterno su amor!4 ¡Digan los que temen a Yahveh: que es eterno su amor!13 Se me empujó, se me empujó para abatirme, pero Yahveh vino en mi ayuda;14 mi fuerza y mi cántico es Yahveh, él ha sido para mí la salvación.15 Clamor de júbilo y salvación, en las tiendas de los justos: «¡La diestra de Yahveh hace proezas,22 La piedra que los constructores desecharon en piedra angular se ha convertido;23 esta ha sido la obra de Yahveh, una maravilla a nuestros ojos.24 ¡Este es el día que Yahveh ha hecho, exultemos y gocémonos en él!Segunda lectura
I Juan 5:1-61 Todo el que cree que Jesús es el Cristo ha nacido de Dios; y todo el que ama a aquel que da el ser ama también al que ha nacido de él.2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios: si amamos a Dios y cumplimos sus mandamientos.3 Pues en esto consiste el amor a Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados,4 pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe.5 Pues, ¿quien es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?6 Este es el que vino por el agua y por la sangre: Jesucristo; no solamente en el agua, sino en el agua y en la sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio, porque el Espíritu es la Verdad.Evangelio
Juan 20:19-3119 Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con vosotros.»20 Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor.21 Jesús les dijo otra vez: «La paz con vosotros. Como el Padre me envió, también yo os envío.»22 Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo.23 A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos.»24 Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.»25 Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.»26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con vosotros.»27 Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.»28 Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.»29 Dícele Jesús: «Porque me has visto has creído. Dichosos los que no han visto y han creído.»30 Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro.31 Estas han sido escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengáis vida en su nombre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario