sábado, 22 de abril de 2023

Lecturas 21 de Abril de 2023

 

Lecturas del día:

Primera Opción

  • Primera Lectura

    Hechos 5:34-42

    34
    Entonces un fariseo llamado Gamaliel, doctor de la ley, con prestigio ante todo el pueblo, se levantó en el Sanedrín. Mandó que se hiciera salir un momento a aquellos hombres,
    35
    y les dijo: «Israelitas, mirad bien lo que vais a hacer con estos hombres.
    36
    Porque hace algún tiempo se levantó Teudas, que pretendía ser alguien y que reunió a su alrededor unos cuatrocientos hombres; fue muerto y todos los que le seguían se disgregaron y quedaron en nada.
    37
    Después de éste, en los días del empadronamiento, se levantó Judas el Galileo, que arrastró al pueblo en pos de sí; también éste pereció y todos los que le habían seguido se dispersaron.
    38
    Os digo, pues, ahora: desentendeos de estos hombres y dejadlos. Porque si esta idea o esta obra es de los hombres, se destruirá;
    39
    pero si es de Dios, no conseguiréis destruirles. No sea que os encontréis luchando contra Dios.» Y aceptaron su parecer.
    40
    Entonces llamaron a los apóstoles; y, después de haberles azotado, les intimaron que no hablasen en nombre de Jesús. Y les dejaron libres.
    41
    Ellos marcharon de la presencia del Sanedrín contentos por haber sido considerados dignos de sufrir ultrajes por el Nombre.
    42
    Y no cesaban de enseñar y de anunciar la Buena Nueva de Cristo Jesús cada día en el Templo y por las casas.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 27:1, 4, 13-14

    1
    Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?
    4
    Una cosa he pedido a Yahveh, una cosa estoy buscando: morar en la Casa de Yahveh, todos los días de mi vida, para gustar la dulzura de Yahveh y cuidar de su Templo.
    13
    ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos!
    14
    Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh.

  • Evangelio

    Juan 6:1-15

    1
    Después de esto, se fue Jesús a la otra ribera del mar de Galilea, el de Tiberíades,
    2
    y mucha gente le seguía porque veían las señales que realizaba en los enfermos.
    3
    Subió Jesús al monte y se sentó allí en compañía de sus discípulos.
    4
    Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos.
    5
    Al levantar Jesús los ojos y ver que venía hacia él mucha gente, dice a Felipe: «¿Donde vamos a comprar panes para que coman éstos?»
    6
    Se lo decía para probarle, porque él sabía lo que iba a hacer.
    7
    Felipe le contestó: «Doscientos denarios de pan no bastan para que cada uno tome un poco.»
    8
    Le dice uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Simón Pedro:
    9
    «Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos peces; pero ¿qué es eso para tantos?»
    10
    Dijo Jesús: «Haced que se recueste la gente.» Había en el lugar mucha hierba. Se recostaron, pues, los hombres en número de unos 5.000.
    11
    Tomó entonces Jesús los panes y, después de dar gracias, los repartió entre los que estaban recostados y lo mismo los peces, todo lo que quisieron.
    12
    Cuando se saciaron, dice a sus discípulos: «Recoged los trozos sobrantes para que nada se pierda.»
    13
    Los recogieron, pues, y llenaron doce canastos con los trozos de los cinco panes de cebada que sobraron a los que habían comido.
    14
    Al ver la gente la señal que había realizado, decía: «Este es verdaderamente el profeta que iba a venir al mundo.»
    15
    Dándose cuenta Jesús de que intentaban venir a tomarle por la fuerza para hacerle rey, huyó de nuevo al monte él solo.

Segunda Opción

  • Primera Lectura

    Efesios 3:14-19

    14
    Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,
    15
    de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra,
    16
    para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,
    17
    que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,
    18
    podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,
    19
    y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.

  • Salmo Responsorial

    Salmo 34:2-11

    2
    Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;
    3
    en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!
    4
    Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos.
    5
    He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores.
    6
    Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante.
    7
    Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias.
    8
    Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra.
    9
    Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.
    10
    Temed a Yahveh vosotros, santos suyos, que a quienes le temen no les falta nada.
    11
    Los ricos quedan pobres y hambrientos, mas los que buscan a Yahveh de ningún bien carecen.

  • Evangelio

    Juan 15:1-8

    1
    «Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el viñador.
    2
    Todo sarmiento que en mí no da fruto, lo corta, y todo el que da fruto, lo limpia, para que dé más fruto.
    3
    Vosotros estáis ya limpios gracias a la Palabra que os he anunciado.
    4
    Permaneced en mí, como yo en vosotros. Lo mismo que el sarmiento no puede dar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid; así tampoco vosotros si no permanecéis en mí.
    5
    Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en mí y yo en él, ése da mucho fruto; porque separados de mí no podéis hacer nada.
    6
    Si alguno no permanece en mí, es arrojado fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen, los echan al fuego y arden.
    7
    Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que queráis y lo conseguiréis.
    8
    La gloria de mi Padre está en que deis mucho fruto, y seáis mis discípulos.

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