sábado, 4 de octubre de 2025

Lecturas 4 de Octubre de 2025

 

  • Primera Lectura

    Eclesiástico 50:1, 3-4, 6-7

    1
    Simón, hijo de Onías, sumo sacerdote:
    en vida reparó el Templo, y en sus días fortificó el Santuario.
    3
    En sus días se excavó el depósito de agua,
    un estanque ancho como el mar.
    4
    Cuidó de su pueblo frente a los salteadores,
    y fortificó la ciudad contra los asedios.
    6
    Era como el lucero de la mañana entre las nubes,
    como la luna llena en los días de fiesta;
    7como el sol que brilla sobre el Templo del Altísimo,
    8
    como el arco iris entre nubes de gloria,
    como la flor de las rosas en días de primavera, como azucena junto a corriente de agua, como brote del Líbano en los días de verano;

  • Salmo Responsorial

    Salmo 16:1-2, 5, 7-8, 11

    1
    Mictam. De David.
    Guárdame, Dios mío, que me refugio en Ti.
    2
    Yo digo al Señor:
    «Tú eres mi Señor. No tengo otro bien que Tú».
    5
    Señor, Tú eres el lote de mi heredad y de mi copa:
    Tú sostienes mi parte.
    7
    Yo bendigo al Señor, que me aconseja;
    hasta de noche mi corazón me instruye.
    8
    Pongo ante mí al Señor sin cesar;
    con Él a mi derecha, no vacilo.
    11
    Me enseñas la senda de la vida,
    saciedad de gozo en tu presencia, dicha perpetua a tu derecha. 

  • Segunda Lectura

    Gálatas 6:14-18

    14¡Que yo nunca me gloríe más que en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí y yo para el mundo!
    15Porque ni la circuncisión ni la falta de circuncisión importan, sino la nueva criatura.
    16Para todos los que sigan esta norma, paz y misericordia, lo mismo que para el Israel de Dios.
    17En adelante, que nadie me importune, porque llevo en mi cuerpo las señales de Jesús.
    18Hermanos, que la gracia de nuestro Señor Jesucristo esté con vuestro espíritu. Amén.

  • Evangelio

    Mateo 11:25-30

    25
    En aquella ocasión Jesús declaró:
    —Yo te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a los sabios y prudentes y las has revelado a los pequeños.
    26Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
    27Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo sino el Padre, ni nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo quiera revelarlo.
    28»Venid a mí todos los fatigados y agobiados, y yo os aliviaré.
    29Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas:
    30porque mi yugo es suave y mi carga es ligera.

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