
Todos son bienvenidos para asistir a la sagrada ecucaristía a realizarse a las 7:00 p.m. en la parroquia Sagrado Corazón y a las 11:00 p.m. en la Iglesia Nuestra señora de la Paz
Calle L- 6, Jardines de Cuscatlan, Ciudad Merliot, Antiguo Cuscatlan, El Salvador, CentroAmerica
CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI refutó en la Misa del Gallo de esta Nochebuena el falso moralismo, según el cual el hombre piensa que puede redimirse a sí mismo, y mostró cómo Dios al hacerse Niño ha salido su encuentro para que pueda descubrir el Amor.
La celebración, en la Basílica de San Pedro del Vaticano, en una noche de lluvia, comenzó con la proclamación de las kalendas, el antiguo escrito que anuncia el nacimiento de Cristo, cantado en latín por un cantor de la Capilla Sixtina.
En la homilía de la celebración, que comenzó dos horas antes de la medianoche, el Papa explicó el sentido de la Navidad al constatar que en ella "ha quedado superada la distancia infinita entre Dios y el hombre" y compuso una oración para pedir que acabe el tiempo de la tiranía de la violencia y de las "túnicas ensangrentadas".
Falso espiritualismo y moralismo
Al explicar el misterio de Navidad y de la acción de Dios, el pontífice invitó a superar dos extremos en la vida espiritual. En primer lugar el de quien reconoce "solamente el obrar exclusivo de Dios, como si Él no hubiera llamado al hombre a una libre respuesta de amor".
"Pero sería también errónea una interpretación moralizadora, según la cual, por decirlo así, el hombre podría con su buena voluntad redimirse a sí mismo", subrayó.
"Ambas cosas van juntas: gracia y libertad --aclaró--; el amor de Dios, que nos precede, y sin el cual no podríamos amarlo, y nuestra respuesta, que Él espera y que incluso nos ruega en el nacimiento de su Hijo".
"Dios nos ha precedido con el don de su Hijo. Una y otra vez, nos precede de manera inesperada. No deja de buscarnos, de levantarnos cada vez que lo necesitamos. No abandona a la oveja extraviada en el desierto en que se ha perdido. Dios no se deja confundir por nuestro pecado. Él siempre vuelve a comenzar con nosotros".
"No obstante, espera que amemos con Él. Él nos ama para que nosotros podamos convertirnos en personas que aman junto con Él y así haya paz en la tierra", afirmó.
Una oración de Navidad
El Papa afirmó que si bien, con la encarnación del Hijo de Dios han surgido "islas de paz" --"en cualquier lugar que se celebra hay una isla de paz, de esa paz que es propia de Dios"-- también "es cierto que no se ha roto la 'vara del opresor'" de la que hablaba el profeta Isaías.
"También hoy siguen marchando con estruendo las botas de los soldados y todavía hoy, una y otra vez, queda la 'túnica empapada de sangre'", a la que hacía alusión el profeta del Antiguo Testamento.
Por eso, el sucesor del apóstol Pedro compuso esta oración para la Navidad: "Señor, cumple por entero tu promesa. Quiebra las varas de los opresores. Quema las botas resonantes. Haz que termine el tiempo de las túnicas ensangrentadas. Cumple la promesa: 'La paz no tendrá fin' (Isaías 9, 6)".
Y concluyó: "Te damos gracias por tu bondad, pero también te pedimos: Muestra tu poder. Erige en el mundo el dominio de tu verdad, de tu amor; el 'reino de justicia, de amor y de paz'".
Al final de la misa, unos niños llevaron la imagen del Niño Jesús al portal de Belén realizado dentro de la Basílica Vaticana. El Papa se recogió en oración silenciosa ante la artística representación.
CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Benedicto XVI confesó en su mensaje para esta Navidad que sigue con preocupación los dramas humanitarios que vive en estos momentos América Latina y el Caribe, así como las tensiones entre Nicaragua y Costa Rica.
Antes de impartir su bendición "Urbi et Orbi", el pontífice dirigió en Mundovisión felicitación navideña haciendo un apremiante llamamiento a la solidaridad a favor de las comunidades necesitadas del subcontinente americano.
Como era lógico, comenzó pidiendo ayuda a favor "de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití".
Lugo pidió que no se olvide "a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales".
Por último, pidió que se impulse "el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica", en referencia a la disputa fronteriza entre Costa Rica y Nicaragua, surgida en octubre, por las tareas de dragado que se llevan a cabo en el Río San Juan y el reclamo territorial de ambos países sobre Isla Calero.
En su felicitación en español, el Papa dijo: "¡Feliz Navidad! Que la Paz de Cristo reine en vuestros corazones, en la familias y en todos los pueblos".
CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje navideño que dirigió a mediodía Benedicto XVI desde el balcón de la fachada de la Basílica de San Pedro del Vaticano antes de impartir la bendición "Urbi et Orbi".
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"Verbum caro factum est" - "El Verbo se hizo carne" (Jn 1,14).
Queridos hermanos y hermanas que me escucháis en Roma y en el mundo entero, os anuncio con gozo el mensaje de la Navidad: Dios se ha hecho hombre, ha venido a habitar entre nosotros. Dios no está lejano: está cerca, más aún, es el "Emmanuel", el Dios-con-nosotros. No es un desconocido: tiene un rostro, el de Jesús.
Es un mensaje siempre nuevo, siempre sorprendente, porque supera nuestras más audaces esperanzas. Especialmente porque no es sólo un anuncio: es un acontecimiento, un suceso, que testigos fiables han visto, oído y tocado en la persona de Jesús de Nazaret. Al estar con Él, observando lo que hace y escuchando sus palabras, han reconocido en Jesús al Mesías; y, viéndolo resucitado después de haber sido crucificado, han tenido la certeza de que Él, verdadero hombre, era al mismo tiempo verdadero Dios, el Hijo unigénito venido del Padre, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn1,14).
"El Verbo se hizo carne". Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo.
En realidad, Dios no cambia: es fiel a sí mismo. El que ha creado el mundo es el mismo que ha llamado a Abraham y que ha revelado el propio Nombre a Moisés: Yo soy el que soy... el Dios de Abraham, Isaac y Jacob... Dios misericordioso y piadoso, rico en amor y fidelidad (cf. Ex 3,14-15; 34,6). Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, la creación alcanzó su cima. El principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar.
"El Verbo se hizo carne". La luz de esta verdad se manifiesta a quien la acoge con fe, porque es un misterio de amor. Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera. En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe, del corazón manso y humilde de quien espera al Salvador. Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el 'sí' de nuestro corazón”
Y, en efecto, ¿qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.
"El Verbo se hizo carne". El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El "Emmanuel", el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino -lo sabemos- no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.
Que la luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelíes y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo Oriente Medio, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas. Que se haga esto también en favor de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití. Y que tampoco se olvide a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales.
Que el nacimiento del Salvador abra perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil; que promueva la estabilidad política y social en Madagascar; que lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; que impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; que favorezca la reconciliación en la Península coreana.
Que la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del "Dios con nosotros" otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos.
Queridos hermanos y hermanas, "el Verbo se hizo carne", ha venido a habitar entre nosotros, es el Emmanuel, el Dios que se nos ha hecho cercano. Contemplemos juntos este gran misterio de amor, dejémonos iluminar el corazón por la luz que brilla en la gruta de Belén. ¡Feliz Navidad a todos!
© Libreria Editrice Vaticana]
Queridos hermanos: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida, –pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó–; lo que hemos visto y oído, eso les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros. Nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.
El primer día después del sábado, María Magdalena regresó corriendo donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo: |
Dios es un Niño que ama, que te ama con un corazón de niño y con la fuerza de un Dios. | |
Quienquiera que seas, detente un momento ante esa cueva. ¿Ves ese niño indefenso? Es Dios, es el único Redentor. Es para ti. Si te sientes muy pecador… Él te dice que tienes perdón. Si estás muy desesperado… Él te ofrece la alegría de vivir. Si eres pobre… piensa que Él es más pobre que tú y que es pobre por ti. Si crees que no hay camino para encontrar la paz… El es el Camino. Si crees que todo es farsa y mentira en la vida y en la sociedad… Él es la Verdad. Si crees que la vida no tiene sentido ni valor… Recuerda que Él es la Vida. Tú que te has detenido ante muchos palacios, y tiendas, y salas de fiestas, sin encontrar lo que buscas… nada pierdes con intentar comprar a ese Niño el amor, la vida y la paz. Y Él a cambio te pide una pequeña limosna de amor. Cada año vuelve a nacer donde le dejan y vuelve a pasar frío, mucho frío en tantos corazones; pero queda compensado por el calor y el cariño de unos pocos que le aman con locura. ¿Qué le ofrezco yo en esta Noche Buena? ¿Unas pajas, un poquito de cariño, el rescoldo de un viejo amor? Voy a entrar a esa cueva de rodillas, voy a besar ese pesebre y esas pajas.. . El Amor se hizo pequeño, se hizo débil, se hizo tierno, se hizo carne, carne como la nuestra, carne que llora y sufre y tiene frío, pero carne de amor: Dios es Amor Encarnado. Dios es un Niño que ríe, que ríe contigo. Dios es un Niño que llora, que llora por ti. Dios es un Niño que ama, que te ama con un corazón de niño, y con la fuerza de un Dios. |
CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 22 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Ofrecemos a continuación el discurso que el Papa Benedicto XVI dirigió hoy a los peregrinos congregados en el Aula Pablo VI para la audiencia general.
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Queridos hermanos y hermanas
Con esta última audiencia antes de las fiestas de Navidad, nos acercamos, temblorosos y llenos de asombro, al “lugar” donde todo comenzó por nosotros y por nuestra salvación, donde todo encontró su cumplimiento, allí donde se encontraron y se entrecruzaron las esperanzas del mundo y del corazón humano con la presencia de Dios.
Podemos ya desde ahora pregustar la alegría por esa pequeña luz que se entrevé, que desde la gruta de Belén comienza a irradiarse en el mundo. En el camino del Adviento, que la liturgia nos ha invitado a vivir, se nos ha acompañado para acoger con disponibilidad y reconocimiento el gran Acontecimiento de la venida del Salvador y para contemplar maravillados su entrada en el mundo.
La esperanza gozosa, característica de los días que preceden la Santa Navidad, es ciertamente la actitud fundamental del cristiano que desea vivir con fruto el renovado encuentro con Aquel que viene a habitar en medio de nosotros: Cristo Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre. Volvemos a encontrar esta disposición del corazón,y la hacemos nuestra, en aquellos que en primer lugar acogieron la venida del Mesías: Zacarías e Isabel, los pastores, el pueblo sencillo, y especialmente María y José, los cuales probaron en primera persona el temblor, pero sobre todo el gozo por el misterio de este nacimiento. Todo el Antiguo Testamento constituye una única gran promesa, que debía realizarse con la venida de un salvador poderoso. De ello da testimonio en particular el libro del profeta Isaías, el cual nos hablar de los sufrimientos de la historia y de toda la creación por una redención destinada a volver a dar nuevas energías y nueva orientación al mundo entero. Así, junto a la espera de los personajes de las Sagradas Escrituras, encuentra espacio y significado, a través de los siglos, también nuestra espera, la que en estos días estamos experimentando y la que nos mantiene en pie durante todo el camino de nuestra vida. Toda la existencia humana, de hecho, está animada por este profundo sentimiento, por el deseo de que lo más verdadero, lo más bello y lo más grande que hemos entrevisto e intuido con la mente y el corazón, pueda salir a nuestro encuentro y se haga concreto ante nuestros ojos y nos vuelva a levantar.
“He aquí que viene el Señor omnipotente: se llamará Enmanuel, Dios-con-nosotros” (Antífona de entrada, Santa Misa del 21 de diciembre). Con frecuencia, en estos días, repetimos estas palabras. En el tiempo de la liturgia, que vuelve a actualizar el Misterio, ya está a las puertas Aquel que viene a salvarnos del pecado y de la muerte, Aquel que, después de la desobediencia de Adán y Eva, nos vuelve a abrazar y abre para nosotros el acceso a la vida verdadera. Lo explica san Ireneo, en su tratado “Contra las herejías”, cuando afirma: “El Hijo mismo de Dios descendió 'en una carne semejante a la del pecado' (Rm 8,3) para condenar el pecado y, después de haberlo condenado, excluirlo completamente del género humano. Llamó al hombre a la semejanza consigo mismo, lo hizo imitador de Dios, lo encaminó en el camino indicado por el Padre para que pudiese ver a Dios, y le diese en don al mismo Padre” (III, 20, 2-3).
Nos aparecen algunas ideas preferidas de san Ireneo, que Dios con el Niño Jesús nos llama a la semejanza consigo mismo. Vemos cómo es Dios. Y así nos recuerda que deberíamos ser semejantes a Dios. Y que debemos imitarlo. Dios se ha entregado, Dios se ha entregado en nuestras manos. Debemos imitar a Dios. Y finalmente la idea de que así podemos ver a Dios. Una idea central de san Ireneo: el hombre no ve a Dios, no puede verlo, y así está en la oscuridad sobre la verdad,sobre sí mismo. Pero el hombre, que no puede ver a Dios, puede ver a Jesús. Y así ve a Dios, así empieza a ver la verdad, así empieza a vivir.
El Salvador, por tanto, viene para reducir a la impotencia la obra del mal y todo aquello que aún puede mantenernos alejados de Dios, para restituirnos al antiguo esplendor y a la paternidad primitiva. Con su venida entre nosotros, Él nos indica y nos asigna también una tarea: precisamente la de ser semejantes a Él y de tender a la verdadera vida, de llegar a la visión de Dios en el rostro de Cristo. De nuevo san Ireneo afirma: “El Verbo de Dios puso su morada entre los hombres y se hizo Hijo del hombre, para acostumbrar al hombre a comprender a Dios y para acostumbrar a Dios a poner su morada en el hombre según la voluntad del Padre. Por esto, Dios nos dio como 'signo' de nuestra salvación a aquel que, nacido de la Virgen, es el Enmanuel” (ibidem). También aquí hay una idea central muy bella de san Ireneo: tenemos que acostumbrarnos a percibir a Dios.Dios está normalmente alejado de nuestra vida, de nuestras ideas, de nuestro actuar. Ha venido junto a nosotros y tenemos que acostumbrarnos a estar con Dios. Y, audazmente, Ireneo se atreve a decir que también Dios tiene que acostumbrarse a estar con nosotros y en nosotros. Y que Dios quizás debería acompañarnos en Navidad, acostumbrarnos a Dios, como Dios se tiene que acostumbrar a nosotros, a nuestra pobreza y fragilidad. La venida del Señor, por ello, no puede tener otro objetivo que el de enseñarnos a ver y a amar los acontecimientos, el mundo y todo lo que nos rodea, con los mismos ojos de Dios. El Verbo hecho niño nos ayuda a comprender el modo de actuar de Dios, para que seamos capaces de dejarnos transformar cada vez más por su bondad y por su infinita misericordia.
En la noche del mundo, dejémonos aún sorprender e iluminar por este acto de Dios, que es totalmente inesperado: Dios se hace Niño. Dejémonos sorprender, iluminar por la Estrella que inundó de alegría el universo. Que el Niño Jesús, al llegar a nosotros, no nos encuentre sin preparar, empeñados solo a hacer más bella y atrayente la realidad exterior. Que el cuidado que ponemos en hacer más resplandecientes nuestras calles y nuestras casas nos impulse aún más a predisponer nuestra alma para encontrarnos con Aquel que vendrá a visitarnos. Purifiquemos nuestra conciencia y nuestra vida de lo que es contrario a esta venida: pensamientos, palabras, actitudes y obras, impulsándonos a hacer el bien y a contribuir a realizar en este mundo nuestro la paz y la justicia para todo hombre y a caminar así al encuentro del Señor.
Signo característico del tiempo navideño es el belén. También en la Plaza de San Pedro, según la costumbre, está casi preparado y se asoma idealmente sobre Roma y sobre el mundo entero, representando la belleza del Misterio de Dios que se hizo hombre y puso su tienda en medio de nosotros (cfr Jn 1,14). El belén es expresión de nuestra espera, de que Dios se acerque a nosotros, de que Jesús se acerque a nosotros, pero también de la acción de gracias a Aquel que decidió compartir nuestra condición humana, en la pobreza y en la sencillez. Me alegro porque permanece viva, e incluso se está redescubriendo, la tradición de preparar el belén en las casas, en los lugares de trabajo, en los lugares de encuentro. Que este testimonio genuino de fe cristiana pueda ofrecer también hoy para todos los hombres de buena voluntad un icono sugerente del amor infinito del Padre hacia todos nosotros. Que los corazones de los niños y de los adultos puedan aún sorprenderse ante él.
Queridos hermanos y hermanas, que la Virgen María y san José nos ayuden a vivir el Misterio de la Navidad con gratitud renovada al Señor. En medio de la frenética actividad de nuestros días, que este tiempo nos dé un poco de calma y de alegría y nos haga tocar con la mano la bondad de nuestro Dios, que se hace Niño para salvarnos y dar nuevo aliento y nueva luz a nuestro camino. Este es mi deseo para una santa y feliz Navidad: lo dirijo con afecto a todos vosotros aquí presentes, a vuestros familiares, en particular a los enfermos y a los que sufren, como también a vuestras comunidades y a vuestros seres queridos.
[En español dijo]
Saludo a los grupos de lengua española, en particular a los peregrinos de Alange y Córdoba, así como a los demás fieles provenientes de España, México y otros países latinoamericanos. Deseo a todos una feliz Navidad y os invito a preparar vuestro corazón para recibir al Niño Jesús. Que la Virgen María y San José nos ayuden a vivir el Misterio de este tiempo santo con renovada gratitud al Señor, ofreciendo a los demás paz y alegría. Muchas gracias.
[Traducción del original italiano por Inma Álvarez
©Libreria Editrice Vaticana]
CIUDAD DEL VATICANO, martes, 21 diciembre 2010 (ZENIT.org).- En estas navidades podrán seguirse en directo audio/video y en alta definición las celebraciones litúrgicas presididas por Benedicto XVI, gracias a una nueva aplicación de Radio Vaticano.
Gracias al nuevo servicio, se podrá seguir la crónica radiofónica en uno de los siete idiomas disponibles para los comentarios de la Misa del Gallo en la Nochebuena, el viernes 24 de diciembre, a partir de las 22,00 (hora local); el mensaje navideño con la bendición Urbi et Orbi del 25 de diciembre a las doce del mediodía, y la misa para la Jornada Mundial de la Paz, el 1 de enero a las 10 de la mañana. En la vigilia del 24 de diciembre se ofrecerá también el comentario en chino y para la celebración del primero de enero, en árabe.
La transmisión podrá seguirse en www.radiovaticano.org, escogiendo la opción: "Audio video player", donde además podrá visitarse el área "Vatican Tic", que permite visualizar las noticias sobre el calendario de las actividades del Santo Padre.
ROMA, lunes 20 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- Como todos los años, el fin de semana anterior a la navidad, las calles están invadidas de espíritu de consumo. Uno centro comercial de Roma, ubicado en la concurrida Vía del Corso, el pasado sábado no era la excepción.
Y en medio una cantidad abrumadora de gente que salía para realizar las compras de navidad, se encontraban unos singulares personajes: una decena de niños que detenían, a los apresurados transeúntes, para regalarles un Niño Jesús.
“¿Será una campaña de publicidad?”, se preguntaban algunos. “Quizás pertenecen a secta futurista que anuncia el fin del mundo” dijeron otros que en un momento quisieron acercarse, pero luego prefirieron seguir sus agitadas compras.
Eran las reacciones de quienes observaban a estos pequeños protagonistas en medio del ajetreado escenario.
Se trata de la campaña “¡Han desalojado a Jesús!”, la cual está presente en la mayoría de países donde el Movimiento de los Focolares realiza sus obras apostólicas. Busca hacer recordar días antes de la noche de la navidad, que en estas fechas, la celebración verdadera es el cumpleaños de Jesús. Nada diferente.
El Niño Jesús de yeso que entregan, acostado en una cestita, adornada con pajitas, es elaborado por los mismos niños: miembros de Gen 4: entre 4 y 12 años y miembros del Movimiento de los Focolares.
“¡Tenemos prisa!”, dijo uno de los consumidores cuando un grupo de pequeños lo detuvo junto con su novia, luego de que salieron de un almacén de una conocida marca de ropa italiana. “Espera”, le dijo ella. “a lo mejor tienen algo qué decirnos”.
“Queremos hacerles recordar que el niño Jesús ha nacido y que ese es el sentido de la navidad”, la pareja se mostró interesada, se llevaron el regalo y depositaron una oferta libre.
“Queremos haacerles recordar que Jesús ha venido a la tierra para devolvernos el paraíso”, dijo a ZENIT Chiara Chatel, una focolarina – consagrada de esta realidad eclesial -, mientras acompañaba a los niños en esta campaña. “Queremos aprovechar para recolectar dinero para los más pobres de nuestro movimiento”, aseguró.
Historia de esta iniciativa
La campaña nació basándose en una reflexión escrita por Chiara Lubich (1920 – 2008), fundadora del Movimiento de los Focolares.
“Se acerca la Navidad y las calles de la ciudad se cubren de luces. Una fila interminable de tiendas; una riqueza fina pero exorbitante” escribió Chiara.
“Y más trineos con Santa Claus y cervatillos, cerditos, liebres, marionetas en forma de rana y enanitos rojos. Todo se mueve con elegancia”, decía.
“Vino a los suyos y no Lo recibieron… No había lugar para Él en la posada. Ni siquiera en Navidad”, señala el escrito de Chiara.
Y justo para devolver el sentido cristiano de la navidad, desde semanas antes de la repartición de los Niño Jesús en los centros comerciales, los pequeños del Movimento Gen 4 los preparan, los ponen en cunitas, los pintan, los envuelven en papel celofán transparente y le adjuntan impreso el texto completo de Chiara Lubich.
También elaboran alcancías para con recoger fondos que van a las obras de misiones de este movimiento, (este año los fondos fueron destinados a las víctimas de los desastres naturales en Paquistán).
“Los niños se alegran con la preparación. Están dispuestos a acogerlo y ver que en esto hay un compromiso”, asegura Chiara Cantel.
“Al inicio los niños son un poco tímidos”, dijo Therese-Marie Dessaivre, miembro del Movimiento de los Focolares quien también acompañó el sábado pasado a los niños en esta iniciativa. “Luego se dan aliento unos a otros”, y así detienen a la gente, algunos pasan de largo “pero en ellos también vemos el rostro de Jesús”, dijo a ZENIT una de las participantes de esta campaña que está por cumplir 11 años.
Frutos de esta campaña
Son muchos quienes, alrededor del mundo se detienen y agradecen por esta iniciativa. En un libro que los Focolares han editado por Città Nuova y que lleva el mismo nombre de la campaña, hay varias historias recopiladas, entre ellas una ocurrida en el concurrido centro comercial Rockefeller ubicado muy cerca de la Quinta Avenida en Manhattan:
Una mujer, que recibió el niño Jesús, días después envió a los pequeños diciéndoles: “Mientras visitaba Nueva York con mis amigos, no se bien cómo, en medio a la multitud vi su estante y me llamó la atención. Aquellas palabras… ‘Han desalojado a Jesús’ resonaron bien dentro de mi”, confesó.
“Quisiera transmitir vuestro mensaje a otros, ha sido la navidad más bella desde hace mucho tiempo, me llenó de calor el corazón”.
Y aunque muchos pasan de largo, otros más se detienen y se dejan tocar por esta iniciativa: “Entrar en un supermercado y verse acogido por unos niños tan sonrientes que te ofrecen un niño Jesús es inquietante”, fue el testimonio de un señor en Florencia que recibió un niño Jesús de parte de estos pequeños.
“A veces pensamos poder encontrar todo en un supermercado, ¡pero jamás me hubiera imaginado regresar a casa trayendo a Jesús!”, aseguró.
“Hoy le agradezco a la Iglesia por haber salvado las imágenes”, decía Chiara Lubich en su reflexión sobre la navidad. “Hace años estuve en un país donde reinaba el ateísmo y vi a un sacerdote que esculpía estatuas de ángeles para recordarle a la gente el Cielo. Hoy comprendo aún más su actitud: el ateísmo práctico que hoy invade el mundo la exige”.
La verdad es que apoderándose de la Navidad y desterrar al Recién Nacido, es algo que hace sufrir”, confiesa.
“Que por lo menos en todas nuestras casas se grite Quién ha nacido, festejándolo de un modo nunca visto”, concluye la fundadora del Movimiento de los Focolares.
Por Carmen Elena Villa
CIUDAD DEL VATICANO, domingo 19 de diciembre de 2010 (ZENIT.org).- En el discurso que entregó el pasado jueves al nuevo embajador de Zambia ante la Santa Sede, Royson Mabuku Mukwena, el Papa Benedicto XVI se congratuló con este país por su defensa del derecho a la vida naciente.
“Es un motivo de particular satisfacción que las leyes de Zambia sigan respetando y defendiendo la dignidad de toda vida humana desde la concepción”, afirmó al Papa, al aceptar las Cartas Credenciales del diplomático zambiano.
“Poderosas influencias, muchas más allá de África – afirmó –, tratan de imponer limitaciones al derecho a la vida, viéndolo como algo que restringe la libertad de los demás. Sin embargo, por su parte, la Iglesia afirma que el derecho a la vida del inocente es inviolable, y que debe tener prioridad sobre todos los demás supuestos”.
Con ello, la Iglesia “dirige la atención hacia un principio moral objetivo, basado en la ley natural, cuyo contenido es accesible a la recta razón y no depende de decisiones políticas o del consenso social”.
El Papa auguró que Zambia “siga fomentando el debido respeto por los derechos de todo ser humano sin excepción, en armonía con el deber de proteger la vida desde la concepción hasta la muerte natural, como corresponde a un país verdaderamente cristiano”.
Iglesia
El Papa quiso recordar también cómo la Iglesia ha contribuido a la construcción del país.
“Con la colaboración de hombres y mujeres de buena voluntad en toda África, la Iglesia trabaja por la promoción de un equilibrio moral, jurídico y social entre los miembros de la familia humana. A través de sus diversas obras sociales, de desarrollo y caritativas, fomenta la consecución equilibrada de los derechos y deberes de los individuos y de la sociedad en su conjunto”.
La Iglesia en Zambia, subrayó el Papa, “ha contribuido positivamente en los ámbitos de la educación, el desarrollo y cuidado de la salud, especialmente en la lucha contra la malaria y el VIH / Sida”, y “seguirá participando activamente en la promoción de la salud de la población con un fuerte énfasis en la prevención mediante la educación”.
“Las mejoras en la salud a largo plazo se lograrán mediante la formación en la responsabilidad moral y la solidaridad, y en particular a través de la fidelidad en el matrimonio. De esta manera, la Iglesia trabaja para fomentar un mayor sentido de integridad por parte de las personas, y por la construcción de una sociedad que realmente valore la vida, la familia y la comunidad en general”.
Economía
Benedicto XVI quiso reconocer también “los indicios alentadores de mejora en su país, especialmente en el sector agrícola”.
“Con el crecimiento económico, los fondos han estado disponibles para proyectos de desarrollo importante, sobre todo en la extensión de condiciones sanitarias adecuada”, constató, observando que este país “ha hecho progresos significativos en este ámbito, tal como se refleja en la reducción de las tasas de mortalidad infantil y materna, y otras áreas relacionadas con la salud”.
Pero las mejoras deben extenderse a otros campos, entre ellos “la infraestructura, la disponibilidad de vivienda adecuada, la lucha contra la corrupción y la ampliación de las oportunidades educativas”, apuntó.
En este contexto, advirtió la necesidad de prestar la debida atención “a las necesidades de los menos afortunados”.
“Es de esperar que se fomente una estructura económica diversificada, así como un aumento en el número de las pequeñas empresas”, y sobre todo “es necesaria la movilización efectiva de todos los sujetos de la sociedad civil”, comentó.
Apoyo excepcional
En su discurso al Papa, publicado por L'Osservatore Romano, el nuevo embajador de Zambia afirmó que su país y la Santa Sede “comparten una posición común en numerosas cuestiones, incluso las ligadas a la moralidad, al logro de un desarrollo sostenible, a la erradicación de la pobreza, a los derechos humanos y al mantenimiento de la paz en el mundo”.
“El apoyo de la Iglesia católica a Zambia en las áreas mencionadas y en muchas otras, incluida la lucha contra el Sida, es excepcional”, reconoció, agradeciendo también al Papa haber creado por primera vez cardenal a un zambiano, el arzobispo Medardo Mazombwe.
El diplomático aseguró por su parte haber seguido “con gran interés” la reciente visita papal al Reino Unido.
“Su mensaje de amor y de defensa de la dignidad humana prescindiendo del credo religioso o la raza es alentador”, declaró.