CIUDAD DEL VATICANO, miércoles 13 de enero de 2010 (ZENIT.org) El Papa Benedicto XVI al finalizar esta mañana la audiencia pública manifestó su solidaridad con los damnificados del terremoto que devastó la capital de Haití en la tarde de ayer martes.
“Invito a unirse a mi oración al Señor por las víctimas de esta catástrofe y por aquellos que lloran por las desapariciones”, dijo el Papa en su alocución.
Benedicto XVI manifestó su “cercanía espiritual” hacia todos los damnificados “y a todas las personas que han sido probadas en esta gran calamidad, implorando a Dios el consuelo y alivio de su sufrimiento”.
Igualmente hizo un llamado a la comunidad internacional para vivir la generosidad “para que no falte a estos hermanos y hermanas que viven un momento de necesidad y dolor, nuestra concreta solidaridad, y la ayuda efectiva de la Comunidad Internacional”.
Aseguró que la Iglesia Católica saldrá al encuentro de todos los necesitados a través de sus instituciones de caridad.
El terremoto que sacudió ayer la capital haitiana tiene una magnitud de 7.3 grados. Es el más devastador en los últimos dos siglos en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental.
El epicentro tuvo lugar tan sólo a 16 kilómetros de Puerto Príncipe y con una profundidad de 10 kilómetros lo cual ha hecho que las consecuencias sean más graves.
El Comité Internacional de la Cruz Roja estima que podrían ser tres millones los haitianos afectados por el terremoto.
“Invito a unirse a mi oración al Señor por las víctimas de esta catástrofe y por aquellos que lloran por las desapariciones”, dijo el Papa en su alocución.
Benedicto XVI manifestó su “cercanía espiritual” hacia todos los damnificados “y a todas las personas que han sido probadas en esta gran calamidad, implorando a Dios el consuelo y alivio de su sufrimiento”.
Igualmente hizo un llamado a la comunidad internacional para vivir la generosidad “para que no falte a estos hermanos y hermanas que viven un momento de necesidad y dolor, nuestra concreta solidaridad, y la ayuda efectiva de la Comunidad Internacional”.
Aseguró que la Iglesia Católica saldrá al encuentro de todos los necesitados a través de sus instituciones de caridad.
El terremoto que sacudió ayer la capital haitiana tiene una magnitud de 7.3 grados. Es el más devastador en los últimos dos siglos en Haití, el país más pobre del hemisferio occidental.
El epicentro tuvo lugar tan sólo a 16 kilómetros de Puerto Príncipe y con una profundidad de 10 kilómetros lo cual ha hecho que las consecuencias sean más graves.
El Comité Internacional de la Cruz Roja estima que podrían ser tres millones los haitianos afectados por el terremoto.
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