VATICANO, 14 Nov. 13 / 07:49 am (ACI/EWTN Noticias).- En su visita esta mañana al Palacio del Quirinal, la sede del gobierno de Italia, el Papa Francisco señaló que la Iglesia Católica promueve siempre a la familia, que está al centro de sus esperanzas, y tiene como tarea primaria testimoniar la misericordia de Dios a todos.
Después del discurso del Presidente Giorgio Napolitano, el Papa pronunció el suyo en el que señaló que “en el centro de las esperanzas y de las dificultades sociales está la familia. Con renovada convicción, la Iglesia, sigue promoviendo el compromiso de todos, individuos e instituciones, en favor del sostén a la familia, que es el lugar primario en el que se forma y crece el ser humano, en el que se aprenden los valores y los ejemplos que los hacen creíbles”.
El Santo Padre resaltó que “la familia tiene necesidad de la estabilidad y del reconocimiento de los lazos recíprocos, para desarrollar plenamente su tarea insustituible y realizar su misión. Al tiempo que pone a disposición de la sociedad sus energías, ella pide ser apreciada, valorizada y tutelada”.
El Papa Francisco afirmó luego que “tantas son las cuestiones ante las cuales nuestras preocupaciones son comunes y las respuestas pueden ser convergentes. El momento actual está marcado por la crisis económica difícil de superar y, entre cuyos efectos más dolorosos, tiene el de una disponibilidad insuficiente de puestos de trabajo. Es necesario multiplicar los esfuerzos para aliviar sus consecuencias y para percibir y robustecer cada signo de esperanza”.
“La tarea primaria que le corresponde a la Iglesia es la de testimoniar la misericordia de Dios y alentar generosas respuestas a la solidaridad, para abrir un futuro de esperanza; porque allí donde crece la esperanza se multiplican también las energías y el compromiso para la construcción de un orden social y civil más humano y más justo y emergen nuevas potencialidades para un desarrollo sostenible y sano”.
El Pontífice recordó además la visita que hiciera en el año 2008 Benedicto XVIy subrayó que en esta visita que él realiza ahora a “este lugar tan cargado de símbolos y de historia, quisiera idealmente llamar a la puerta de cada habitante de este país, donde se encuentran las raíces de mi familia terrena, y ofrecer a todos la palabra sanadora y siempre nueva del Evangelio”.
El Papa recordó sus visitas a Lampedusa, Asís y Cagliari: “están grabadas en mi mente las primeras visitas pastorales que he podido cumplir en Italia. Lampedusa, ante todo, donde encontré de cerca el sufrimiento de aquellos que, a causa de las guerras o de la miseria, se encaminan a la emigración en condiciones a menudo desesperadas; y donde he visto el encomiable testimonio de solidaridad de tantos que se prodigan en la obra de acogida”.
“Recuerdo luego la visita a Cagliari, para rezar ante la Virgen de Bonaria; y a Asís, para venerar al Santo patrono de Italia y cuyo nombre he tomado. También en estos lugares he tocado con mano las heridas que afligen hoy a tanta gente”.
"¡Que Dios proteja a Italia y a todos sus habitantes!”, deseó el Papa.
Para concluir el Santo Padre expresó su anhelo, “sostenido por la oración, de que Italia tomando de su rico patrimonio de valores civiles y espirituales, sepa encontrar nuevamente la creatividad y la concordia necesarias para su desarrollo armonioso, para promover el bien común y la dignidad de cada persona y para brindar en el ámbito internacional su contribución en favor de la paz y la justicia”.
Francisco también se refirió a las relaciones entre Italia y la Santa Sede, marcadas por los Pactos de Letrán y el Acuerdo de revisión del Concordato, que cumple 30 y que es marco de referencia normativa para un desarrollo sereno de estas relaciones, reflejando y sosteniendo la cotidiana colaboración al servicio de la persona humana y del bien común, en el respeto de los papeles y ámbitos de acción respectivos.
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