sábado, 26 de julio de 2014

Evangelio 26 de Julio de 2014

Primer Libro de los Reyes 3,5-6a.7-12. 
El Señor se apareció a Salomón en un sueño, durante la noche. Y le dijo: "Pídeme lo que quieras". 
Salomón respondió: 
"Señor, Dios mío, has hecho reinar a tu servidor en lugar de mi padre David, a mí, que soy apenas un muchacho y no sé valerme por mí mismo. 
Tu servidor está en medio de tu pueblo, el que tú has elegido, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. 
Concede entonces a tu servidor un corazón comprensivo, para juzgar a tu pueblo, para discernir entre el bien y el mal. De lo contrario, ¿quién sería capaz de juzgar a un pueblo tan grande como el tuyo?". 
Al Señor le agradó que Salomón le hiciera este pedido, 
y Dios le dijo: "Porque tú has pedido esto, y no has pedido para ti una larga vida, ni riqueza, ni la vida de tus enemigos, sino que has pedido el discernimiento necesario para juzgar con rectitud, 
yo voy a obrar conforme a lo que dices: Te doy un corazón sabio y prudente, de manera que no ha habido nadie como tú antes de ti, ni habrá nadie como tú después de ti." 



Salmo 119(118),57.72.76-77.127-128.129-130. 
El Señor es mi herencia: 
yo he decidido cumplir tus palabras.
Para mí vale más la ley de tus labios 
que todo el oro y la plata.

Que tu misericordia me consuele, 
de acuerdo con la promesa que me hiciste.
Que llegue hasta mí tu compasión, y viviré, 
porque tu ley es toda mi alegría.

Yo amo tus mandamientos 
y los prefiero al oro más fino.
Por eso me guío por tus preceptos 
y aborrezco todo camino engañoso.

Tus prescripciones son admirables: 
por eso las observo.
La explicación de tu palabra ilumina 
y da inteligencia al ignorante.




Carta de San Pablo a los Romanos 8,28-30. 
Hermanos: 
Sabemos, además, que Dios dispone todas las cosas para el bien de los que lo aman, de aquellos que él llamó según su designio. 
En efecto, a los que Dios conoció de antemano, los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el Primogénito entre muchos hermanos; 
y a los que predestinó, también los llamó; y a los que llamó, también los justificó; y a los que justificó, también los glorificó. 



Evangelio según San Mateo 13,44-52. 
Jesús dijo a la multitud: 
"El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo. 
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; 
y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró." 
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. 
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve. 
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos, 
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes. 
¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron. 
Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo". 

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