lunes, 1 de septiembre de 2014

Evangelio 31 de Agosto de 2014

Libro de Jeremías 20,7-9. 
¡Tú me has seducido, Señor, y yo me dejé seducir! ¡Me has forzado y has prevalecido! Soy motivo de risa todo el día, todos se burlan de mí. 
Cada vez que hablo, es para gritar, para clamar: "Violencia, devastación!". Porque la palabra del Señor es para mí oprobio y afrenta todo el día. 
Entonces dije: "No lo voy a mencionar, ni hablaré más en su Nombre". Pero había en mi corazón como un fuego abrasador, encerrado en mis huesos: me esforzaba por contenerlo, pero no podía. 



Salmo 63(62),2.3-4.5-6.8-9. 
Señor, tú eres mi Dios, 
yo te busco ardientemente; 
mi alma tiene sed de ti, 
por ti suspira mi carne 
como tierra sedienta, reseca y sin agua.

Sí, yo te contemplé en el Santuario 
para ver tu poder y tu gloria.
Porque tu amor vale más que la vida, 
mis labios te alabarán.

Así te bendeciré mientras viva 
y alzaré mis manos en tu Nombre.
Mi alma quedará saciada 
como con un manjar delicioso, 
y mi boca te alabará 
con júbilo en los labios.

Veo que has sido mi ayuda 
y soy feliz a la sombra de tus alas.
Mi alma está unida a ti, 
tu mano me sostiene.





Carta de San Pablo a los Romanos 12,1-2. 
Por lo tanto, hermanos, yo los exhorto por la misericordia de Dios a ofrecerse ustedes mismos como una víctima viva, santa y agradable a Dios: este es el culto espiritual que deben ofrecer. 
No tomen como modelo a este mundo. Por el contrario, transfórmense interiormente renovando su mentalidad, a fin de que puedan discernir cuál es la voluntad de Dios: lo que es bueno, lo que le agrada, lo perfecto. 



Evangelio según San Mateo 16,21-27. 
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día. 
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá". 
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres". 
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga. 
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará. 
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida? 
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras. 

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