TIRANA, 21 Sep. 14 / 03:49 am (ACI).- En su discurso al presidente, a las autoridades civiles y al Cuerpo Diplomático en el Palacio Presidencial de Tirana, la capital de Albania, el Papa Francisco afirmó que nadie puede pensar que puede escudarse en Dios o en la religión para realizar actos de violencia, y defendió el derecho humano a la libertad religiosa.
El Santo Padre afirmó dijo "que nadie piense que puede escudarse en Dios cuando proyecta y realiza actos de violencia y abusos. Que nadie tome la religión como pretexto para las propias acciones contrarias a la dignidad del hombre y sus derechos fundamentales, en primer lugar el de la vida y el de la libertad religiosa de todos".
Tras recordar que Albania es tierra de mártires, el Santo Padre resaltó que "el respeto de los derechos humanos, entre los cuales destaca la libertad religiosa y de pensamiento, es condición previa para el mismo desarrollo social y económico de un país. Cuando se respeta la dignidad del hombre, y sus derechos son reconocidos y tutelados, florece también la creatividad y el ingenio, y la personalidad humana puede desplegar sus múltiples iniciativas en favor del bien común".
"Me alegro de modo especial por una feliz característica de Albania, que debe ser preservada con todo cuidado e interés: me refiero a la convivencia pacífica y a la colaboración entre los que pertenecen a diversas religiones".
El Papa resaltó luego que "el clima de respeto y confianza recíproca entre católicos, ortodoxos y musulmanes es un bien precioso para el país y que adquiere un relieve especial en este tiempo en que, de parte de grupos extremistas, se desnaturaliza el auténtico sentido religioso y en que las diferencias entre las diversas confesiones se distorsionan e instrumentalizan, haciendo de ellas un factor peligroso de conflicto y violencia, en vez de una ocasión de diálogo abierto y respetuoso y de reflexión común sobre el significado de creer en Dios y seguir su ley".
Sobre la convivencia pacífica de las religiones, como lo que sucede en Albania, dijo luego el Pontífice, "es un valor que hay que custodiar y hacer crecer cada día, a través de la educación en el respeto de las diferencias y de las identidades específicas abiertas al diálogo y a la colaboración para el bien de todos, mediante el conocimiento y la estima recíproca. Es un don que se debe pedir siempre al Señor en la oración. Que Albania pueda continuar siempre en este camino, sirviendo de ejemplo e inspiración para muchos países".
El Papa destacó luego el ejemplo de la Beata Madre Teresa, albanesa de nacimiento, que "junto a los mártires que dieron testimonio heroico de su fe –a ellos va nuestro reconocimiento más alto y nuestra oración– ciertamente se alegran en el Cielo por el compromiso de los hombres y mujeres de buena voluntad para que florezca de nuevo la sociedad y la Iglesia en Albania".
El Papa Francisco explicó que actualmente existen nuevos desafíos en cuanto al desarrollo y la solidaridad, que debe globalizarse ya que "el crecimiento económico ha de estar acompañado por un mayor respeto de la creación; junto a los derechos individuales hay que tutelar los de las realidades intermedias entre el individuo y el Estado, en primer lugar la familia. Albania afronta hoy estos desafíos en un marco de libertad y estabilidad que hay que consolidar y que representa un buen augurio para el futuro".
Para concluir, el Santo Padre agradeció "a cada uno por la exquisita acogida y, como hizo San Juan Pablo II, en abril de 1993, invoco sobre Albania la protección de María, Madre del Buen Consejo, confiándole las esperanzas de todo el pueblo albanés. Que Dios derrame sobre Albania su gracia y su bendición".
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