Primera lectura
Isaías 42:1-4, 6-7
1 He aquí mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi alma. He puesto mi espíritu sobre él: dictará ley a las naciones.
2 No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír en la calle su voz.
3 Caña quebrada no partirá, y mecha mortecina no apagará. Lealmente hará justicia;
4 no desmayará ni se quebrará hasta implantar en la tierra el derecho, y su instrucción atenderán las islas.
6 Yo, Yahveh, te he llamado en justicia, te así de la mano, te formé, y te he destinado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes,
7 para abrir los ojos ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas.
Salmo responsorial
Salmo 29:1-4, 3, 9-10
1 Salmo. De David. ¡Rendid a Yahveh, hijos de Dios, rendid a Yahveh gloria y poder!
2 Rendid a Yahveh la gloria de su nombre, postraos ante Yahveh en esplendor sagrado.
3 Voz de Yahveh sobre las aguas; el Dios de gloria truena, ¡es Yahveh, sobre las muchas aguas!
4 Voz de Yahveh con fuerza, voz de Yahveh con majestad.
9 Voz de Yahveh, que estremece las encinas, y las selvas descuaja, mientras todo en su Templo dice: ¡Gloria!
10 Yahveh se sentó para el diluvio, Yahveh se sienta como rey eterno.
Primera lectura
Isaías 40:1-5, 9-11
1 Consolad, consolad a mi pueblo - dice vuestro Dios.
2 Hablad al corazón de Jerusalén y decidle bien alto que ya ha cumplido su milicia, ya ha satisfecho por su culpa, pues ha recibido de mano de Yahveh castigo doble por todos sus pecados.
3 Una voz clama: «En el desierto abrid camino a Yahveh, trazad en la estepa una calzada recta a nuestro Dios.
4 Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie.
5 Se revelará la gloria de Yahveh, y toda criatura a una la verá. Pues la boca de Yahveh ha hablado.»
9 Súbete a un alto monte, alegre mensajero para Sión; clama con voz poderosa, alegre mensajero para Jerusalén, clama sin miedo. Di a las ciudades de Judá: «Ahí está vuestro Dios.»
10 Ahí viene el Señor Yahveh con poder, y su brazo lo sojuzga todo. Ved que su salario le acompaña, y su paga le precede.
11 Como pastor pastorea su rebaño: recoge en brazos los corderitos, en el seno los lleva, y trata con cuidado a las paridas.
Salmo responsorial
Salmo 104:1-4, 24-25, 27-30
1 ¡Alma mía, bendice a Yahveh! ¡Yahveh, Dios mío, qué grande eres! Vestido de esplendor y majestad,
2 arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda,
3 levantas sobre las aguas tus altas moradas; haciendo de las nubes carro tuyo, sobre las alas del viento te deslizas;
4 tomas por mensajeros a los vientos, a las llamas del fuego por ministros.
24 ¡Cuán numerosas tus obras, Yahveh! Todas las has hecho con sabiduría, de tus criaturas está llena la tierra.
25 Ahí está el mar, grande y de amplios brazos, y en él el hervidero innumerable de animales, grandes y pequeños;
27 Todos ellos de ti están esperando que les des a su tiempo su alimento;
28 tú se lo das y ellos lo toman, abres tu mano y se sacian de bienes.
29 Escondes tu rostro y se anonadan, les retiras su soplo, y expiran y a su polvo retornan.
30 Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de la tierra.
Segunda lectura
Tito 2:11-14; 3:4-7
11 Porque se ha manifestado la gracia salvadora de Dios a todos los hombres,
12 que nos enseña a que, renunciando a la impiedad y a las pasiones mundanas, vivamos con sensatez, justicia y piedad en el siglo presente,
13 aguardando la feliz esperanza y la Manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo;
14 el cual se entregó por nosotros a fin de rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo que fuese suyo, fervoroso en buenas obras.
4 Mas cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor a los hombres,
5 él nos salvó, no por obras de justicia que hubiésemos hecho nosotros, sino según su misericordia, por medio del baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo,
6 que derramó sobre nosotros con largueza por medio de Jesucristo nuestro Salvador,
7 para que, justificados por su gracia, fuésemos constituidos herederos, en esperanza, de vida eterna.
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