Primera lectura
I Pedro 5:5-14
5 De igual manera, jóvenes, sed sumisos a los ancianos; revestíos todos de humildad en vuestras mutuas relaciones, pues Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes.
6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios para que, llegada la ocasión, os ensalce;
7 confiadle todas vuestras preocupaciones, pues él cuida de vosotros.
8 Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.
9 Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos que están en el mundo soportan los mismos sufrimientos.
10 El Dios de toda gracia, el que os ha llamado a su eterna gloria en Cristo, después de breves sufrimientos, os restablecerá, afianzará, robustecerá y os consolidará.
11 A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.
12 Por medio de Silvano, a quien tengo por hermano fiel, os he escrito brevemente, exhortándoos y atestiguándoos que esta es la verdadera gracia de Dios; perseverad en ella.
13 Os saluda la que está en Babilonia, elegida como vosotros, así como mi hijo Marcos.
14 Saludaos unos a otros con el beso de amor. Paz a todos los que estáis en Cristo.
Salmo responsorial
Salmo 89:2-3, 6-7, 16-17
2 El amor de Yahveh por siempre cantaré, de edad en edad anunciará mí boca tu lealtad.
3 Pues tú dijiste: «Cimentado está el amor por siempre, asentada en los cielos mi lealtad.
6 Los cielos celebran, Yahveh, tus maravillas, y tu lealtad en la asamblea de los santos.
7 Porque ¿quién en las nubes es comparable a Yahveh, quién a Yahveh se iguala entre los hijos de los dioses?
16 Dichoso el pueblo que la aclamación conoce, a la luz de tu rostro caminan, oh Yahveh;
17 en tu nombre se alegran todo el día, en tu justicia se entusiasman.
Evangelio
Marcos 16:15-20
15 Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación.
16 El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará.
17 Estas son las señales que acompañarán a los que crean: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán en lenguas nuevas,
18 agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien.»
19 Con esto, el Señor Jesús, después de hablarles, fue elevado al cielo y se sentó a la diestra de Dios.
20 Ellos salieron a predicar por todas partes, colaborando el Señor con ellos y confirmando la Palabra con las señales que la acompañaban.
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