Primera lectura
Rut 1:1, 3-6, 14-16, 22
1 En los días en que juzgaban los Jueces hubo hambre en el país, y un hombre de Belén de Judá se fue a residir, con su mujer y sus dos hijos, a los campos de Moab.
3 Murió Elimélek, el marido de Noemí, y quedó ella con sus dos hijos.
4 Estos se casaron con mujeres moabitas, una de las cuales se llamaba Orpá y la otra Rut. Y habitaron allí unos diez años.
5 Murieron también ellos dos, Majlón y Kilyón, y quedó sola Noemí, sin sus dos hijos y sin marido.
6 Entonces decidió regresar de los campos de Moab con sus dos nueras, porque oyó en los campos de Moab que Yahveh había visitado a su pueblo y le daba pan.
14 Ellas rompieron a llorar de nuevo; después Orpá besó a su suegra y se volvió a su pueblo, pero Rut se quedó junto a ella.
15 Entonces Noemí dijo: «Mira, tu cuñada se ha vuelto a su pueblo y a su dios, vuélvete tú también con ella.»
16 Pero Rut respondió: «No insistas en que te abandone y me separe de ti, porque donde tú vayas, yo iré, donde habites, habitaré. Tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios.
22 Así fue como regresó Noemí, con su nuera Rut la moabita, la que vino de los campos de Moab. Llegaron a Be1len al comienzo de la siega de la cebada.
Salmo responsorial
Salmo 146:5-10
5 Feliz aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo, y su esperanza en Yahveh su Dios,
6 que hizo los cielos y la tierra, el mar y cuanto en ellos hay; que guarda por siempre lealtad,
7 hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahveh suelta a los encadenados.
8 Yahveh abre los ojos a los ciegos, Yahveh a los encorvados endereza, Ama Yahveh a los justos,
9 Yahveh protege al forastero, a la viuda y al huérfano sostiene. mas el camino de los impíos tuerce;
10 Yahveh reina para siempre, tu Dios, Sión, de edad en edad.
Primera lectura
Isaías 58:6-11
6 ¿No será más bien este otro el ayuno que yo quiero: desatar los lazos de maldad, deshacer las coyundas del yugo, dar la libertad a los quebrantados, y arrancar todo yugo?
7 ¿No será partir al hambriento tu pan, y a los pobres sin hogar recibir en casa? ¿Que cuando veas a un desnudo le cubras, y de tu semejante no te apartes?
8 Entonces brotará tu luz como la aurora, y tu herida se curará rápidamente. Te precederá tu justicia, la gloria de Yahveh te seguirá.
9 Entonces clamarás, y Yahveh te responderá, pedirás socorro, y dirá: «Aquí estoy.» Si apartas de ti todo yugo, no apuntas con el dedo y no hablas maldad,
10 repartes al hambriento tu pan, y al alma afligida dejas saciada, resplandecerá en las tinieblas tu luz, y lo oscuro de ti será como mediodía.
11 Te guiará Yahveh de continuo, hartará en los sequedales tu alma, dará vigor a tus huesos, y serás como huerto regado, o como manantial cuyas aguas nunca faltan.
Salmo responsorial
Salmo 112:1-9
1 ¡Aleluya! ¡Dichoso el hombre que teme a Yahveh, que en sus mandamientos mucho se complace!
2 Fuerte será en la tierra su estirpe, bendita la raza de los hombres rectos.
3 Hacienda y riquezas en su casa, su justicia por siempre permanece.
4 En las tinieblas brilla, como luz de los rectos, tierno, clemente y justo.
5 Feliz el hombre que se apiada y presta, y arregla rectamente sus asuntos.
6 No, no será conmovido jamás, en memoria eterna permanece el justo;
7 no tiene que temer noticias malas, firme es su corazón, en Yahveh confiado.
8 Seguro está su corazón, no teme: al fin desafiará a sus adversarios.
9 Con largueza da a los pobres; su justicia por siempre permanece, su frente se levanta con honor.
Salmo responsorial
Salmo 89:8, 12, 20, 22, 27-28
8 Dios temible en el consejo de los santos, grande y terrible para toda su corte.
12 Tuyo es el cielo, tuya también la tierra, el orbe y cuanto encierra tú fundaste;
20 Antaño hablaste tú en visión a tus amigos, y dijiste: «He prestado mi asistencia a un bravo, he exaltado a un elegido de mi pueblo.
22 mi mano será firme para él, y mi brazo le hará fuerte.
27 «El me invocará: ¡Tú, mi Padre, mi Dios y roca de mi salvación!
28 Y yo haré de él el primogénito, el Altísimo entre los reyes de la tierra.
Evangelio
Lucas 19:12-19
12 Dijo pues: «Un hombre noble marchó a un país lejano, para recibir la investidura real y volverse.
13 Habiendo llamado a diez siervos suyos, les dio diez minas y les dijo: "Negociad hasta que vuelva."
14 Pero sus ciudadanos le odiaban y enviaron detrás de él una embajada que dijese: "No queremos que ése reine sobre nosotros."
15 «Y sucedió que, cuando regresó, después de recibir la investidura real, mandó llamar a aquellos siervos suyos, a los que había dado el dinero, para saber lo que había ganado cada uno.
16 Se presentó el primero y dijo: "Señor, tu mina ha producido diez minas."
17 Le respondió: "¡Muy bien, siervo bueno!; ya que has sido fiel en lo mínimo, toma el gobierno de diez ciudades."
18 Vino el segundo y dijo: "Tu mina, Señor, ha producido cinco minas."
19 Dijo a éste: "Ponte tú también al mando de cinco ciudades."
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