jueves, 2 de agosto de 2018

Evangelio meditado

Tú decisión, ser de los malos o de los buenos
Santo Evangelio según San Mateo 13, 47-53. Jueves XVII de Tiempo Ordinario.


Por: H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C. | Fuente: missionkits.org 




En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
Cristo, Rey nuestro. ¡Venga tu Reino!
Oración preparatoria (para ponerme en presencia de Dios)
Gracias, Señor, por los dones de la fe, de la esperanza y de la caridad que me diste en el bautismo. Ayúdame a crecer en estas virtudes para que aprenda a descubrirte en todo momento y sepa darte, en mi vida, el lugar que te corresponde.
Evangelio del día (para orientar tu meditación)


Del santo Evangelio según san Mateo 13, 47-53
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece también a la red que los pescadores echan en el mar y recogen toda clase de peces. Cuando se llena la red, los pescadores la sacan a la playa y se sientan a escoger los pescados; ponen los buenos en canastos y tiran los malos. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: vendrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los arrojarán al horno encendido. Allí será el llanto y la desesperación.
¿Han entendido todo esto?". Ellos le contestaron: "Si". Entonces él les dijo: "Por eso, todo escriba instruido en las cosas del Reino de los cielos es semejante al padre de familia, que va sacando de su tesoro cosas nuevas y cosas antiguas".
Y cuando acabó de decir estas parábolas, Jesús se marchó de allí.
Palabra del Señor.


Medita lo que Dios te dice en el Evangelio
Jesús no quiere condenar a nadie, es más, dio su vida para que él que quiera salvarla, lo haga. ¿A qué mayor consuelo podemos aspirar? El Creador del mundo nos ama y respeta como somos: gorditos, flaquitos, altos, bajos, con nuestras cualidades y, claro, también con nuestros defectos. Así es Dios para con cada uno de nosotros. Nos tiende la mano en los momentos de duda y nos alienta en los momentos de dificultad, aún cuando creemos que Él está lejos y se ha olvidado de nosotros.
Él nos ama. Ésta es la verdad que debe orientar nuestra vida. Pero si bien es cierto que Cristo nos da el cielo con su vida, muerte y resurrección, también es cierto que Él respeta nuestras decisiones, incluso aquellas con las que lo rechazamos. Lo único que tenemos que hacer es extender la mano en busca de ayuda y aceptarlo totalmente, ¿estoy dispuesto a aceptar al Señor con todo lo que esto conlleva?
No basta, por tanto, con encontrar un lenguaje nuevo para proclamar la fe de siempre; es necesario y urgente que, ante los nuevos retos y perspectivas que se abren para la humanidad, la Iglesia pueda expresar esas novedades del Evangelio de Cristo que se encuentran contenidas en la Palabra de Dios pero aún no han visto la luz. Este es el tesoro de las "cosas nuevas y antiguas" del que hablaba Jesús cuando invitaba a sus discípulos a que enseñaran lo nuevo que él había instaurado sin descuidar lo antiguo.
(Homilía de S.S. Francisco, 11 de octubre de 2017).
Diálogo con Cristo
Ésta es la parte más importante de tu oración, disponte a platicar con mucho amor con Aquel que te ama.
Propósito
Proponte uno personal. El que más amor implique en respuesta al Amado… o, si crees que es lo que Dios te pide, vive lo que se te sugiere a continuación.
Antes de dormir, agradeceré al Señor por su amor incondicional y veré qué defecto me impide aceptarlo totalmente en mi vida, para mañana pedir su gracia para vencerlo.
Despedida
Te damos gracias, Señor, por todos tus beneficios, a Ti que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
¡Cristo, Rey nuestro!
¡Venga tu Reino!
Virgen prudentísima, María, Madre de la Iglesia.
Ruega por nosotros.
En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén.

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