martes, 23 de octubre de 2018

Lecturas 23 de Octubre de 2018

  • Primera lectura

    Efesios 2:12-22
    12 estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo.
    13 Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo.
    14 Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad,
    15 anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz,
    16 y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad.
    17 Vino a anunciar la paz: paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca.
    18 Pues por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu.
    19 Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios,
    20 edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo,
    21 en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor,
    22 en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu.
  • Salmo responsorial

    Salmo 85:9-14
    9 Voy a escuchar de qué habla Dios. Sí, Yahveh habla de paz para su pueblo y para sus amigos, con tal que a su torpeza no retornen.
    10 Ya está cerca su salvación para quienes le temen, y la Gloria morará en nuestra tierra.
    11 Amor y Verdad se han dado cita, Justicia y Paz se abrazan;
    12 la Verdad brotará de la tierra, y de los cielos se asomará la Justicia.
    13 El mismo Yahveh dará la dicha, y nuestra tierra su cosecha dará;
    14 La Justicia marchará delante de él, y con sus pasos trazará un camino.
  • Evangelio

    Lucas 12:35-38
    35 «Estén ceñidos vuestros lomos y las lámparas encendidas,
    36 y sed como hombres que esperan a que su señor vuelva de la boda, para que, en cuanto llegue y llame, al instante le abran.
    37 Dichosos los siervos, que el señor al venir encuentre despiertos: yo os aseguro que se ceñirá, los hará ponerse a la mesa y, yendo de uno a otro, les servirá.
    38 Que venga en la segunda vigilia o en la tercera, si los encuentra así, ¡dichosos de ellos!

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