Lecturas del día:
Primera lectura
Jeremías 15:10, 16-2110 ¡Ay de mí, madre mía, porque me diste a luz varón discutido y debatido por todo el país! Ni les debo, ni me deben, ¡pero todos me maldicen!16 Se presentaban tus palabras, y yo las devoraba; era tu palabra para mí un gozo y alegría de corazón, porque se me llamaba por tu Nombre Yahveh, Dios Sebaot.17 No me senté en peña de gente alegre y me holgué: por obra tuya, solitario me senté, porque de rabia me llenaste.18 ¿Por qué ha resultado mi penar perpetuo, y mi herida irremediable, rebelde a la medicina? ¡Ay! ¿serás tú para mí como un espejismo, aguas no verdaderas?19 Entonces Yahveh dijo así: Si te vuelves por que yo te haga volver, estarás en mi presencia; y si sacas lo precioso de lo vil, serás como mi boca. Que ellos se vuelvan a ti, y no tú a ellos.20 Yo te pondré para este pueblo por muralla de bronce inexpugnable. Y pelearán contigo, pero no te podrán, pues contigo estoy yo para librarte y salvarte - oráculo de Yahveh -.21 Te salvaré de mano de los malos y te rescataré del puño de esos rabiosos.Salmo responsorial
Salmo 59:2-4, 10-11, 17-182 ¡Líbrame de mis enemigos, oh Dios mío, de mis agresores protégeme,3 líbrame de los agentes de mal, de los hombres sanguinarios sálvame!4 Mira que acechan a mi alma, poderosos se conjuran contra mí; sin rebeldía ni pecado en mí, Yahveh,10 Oh fuerza mía, hacia ti miro. Pues es Dios mi ciudadela,11 el Dios de mi amor viene a mi encuentro. Dios me hará desafiar a los que me asechan.17 Yo, en cambio, cantaré tu fuerza, aclamaré tu amor a la mañana; pues tú has sido para mí una ciudadela, un refugio en el día de mi angustia.18 Oh fuerza mía, para ti salmodiaré, pues es Dios mi ciudadela, el Dios de mi amor.Evangelio
Juan 11:19-2719 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»O también:
Lucas 10:38-4238 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»Primera lectura
I Juan 4:7-167 Queridos, amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios.8 Quien no ama no ha conocido a Dios, porque Dios es Amor.9 En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene; en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él.10 En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó y nos envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados.11 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo.15 Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece em él y él en Dios.16 Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.Salmo responsorial
Salmo 34:2-112 Bendeciré a Yahveh en todo tiempo, sin cesar en mi boca su alabanza;3 en Yahveh mi alma se gloría, ¡óiganlo los humildes y se alegren!4 Engrandeced conmigo a Yahveh, ensalcemos su nombre todos juntos.5 He buscado a Yahveh, y me ha respondido: me ha librado de todos mis temores.6 Los que miran hacia él, refulgirán: no habrá sonrojo en su semblante.7 Cuando el pobre grita, Yahveh oye, y le salva de todas sus angustias.8 Acampa el ángel de Yahveh en torno a los que le temen y los libra.9 Gustad y ved qué bueno es Yahveh, dichoso el hombre que se cobija en él.10 Temed a Yahveh vosotros, santos suyos, que a quienes le temen no les falta nada.11 Los ricos quedan pobres y hambrientos, mas los que buscan a Yahveh de ningún bien carecen.Evangelio
Juan 11:19-2719 y muchos judíos habían venido a casa de Marta y María para consolarlas por su hermano.20 Cuando Marta supo que había venido Jesús, le salió al encuentro, mientras María permanecía en casa.21 Dijo Marta a Jesús: «Señor, si hubieras estado aquí, no habría muerto mi hermano.22 Pero aun ahora yo sé que cuanto pidas a Dios, Dios te lo concederá.»23 Le dice Jesús: «Tu hermano resucitará.»24 Le respondió Marta: «Ya sé que resucitará en la resurrección, el último día.»25 Jesús le respondió: «Yo soy la resurrección El que cree en mí, aunque muera, vivirá;26 y todo el que vive y cree en mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?»27 Le dice ella: «Sí, Señor, yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que iba a venir al mundo.»O también:
Lucas 10:38-4238 Yendo ellos de camino, entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa.39 Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra,40 mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude.»41 Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas;42 y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada.»
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