lunes, 7 de septiembre de 2020

Lecturas 7 de Septiembre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Génesis 2:4-9, 15
    4 Esos fueron los orígenes de los cielos y la tierra, cuando fueron creados. El día en que hizo Yahveh Dios la tierra y los cielos,
    5 no había aún en la tierra arbusto alguno del campo, y ninguna hierba del campo había germinado todavía, pues Yahveh Dios no había hecho llover sobre la tierra, ni había hombre que labrara el suelo.
    6 Pero un manantial brotaba de la tierra, y regaba toda la superficie del suelo.
    7 Entonces Yahveh Dios formó al hombre con polvo del suelo, e insufló en sus narices aliento de vida, y resultó el hombre un ser viviente.
    8 Luego plantó Yahveh Dios un jardín en Edén, al oriente, donde colocó al hombre que había formado.
    9 Yahveh Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles deleitosos a la vista y buenos para comer, y en medio del jardín, el árbol de la vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal.
    15 Tomó, pues, Yahveh Dios al hombre y le dejó en al jardín de Edén, para que lo labrase y cuidase.

  • Salmo responsorial

    Salmo 90:2-5, 12-14, 16
    2 Antes que los montes fuesen engendrados, antes que naciesen tierra y orbe, desde siempre hasta siempre tú eres Dios.
    3 Tú al polvo reduces a los hombres, diciendo: «¡Tornad, hijos de Adán!»
    4 Porque mil años a tus ojos son como el ayer, que ya pasó, como una vigilia de la noche.
    5 Tú los sumerges en un sueño, a la mañana serán como hierba que brota;
    12 ¡Enseñanos a contar nuestros días, para que entre la sabiduría en nuestro corazón!
    13 ¡Vuelve, Yahveh! ¿Hasta cuándo? Ten piedad de tus siervos.
    14 Sácianos de tu amor a la mañana, que exultemos y cantemos toda nuestra vida.
    16 ¡Que se vea tu obra con tus siervos, y tu esplendor sobre sus hijos!

  • Evangelio

    Mateo 6:31-34
    31 No andéis, pues, preocupados diciendo: ¿Qué vamos a comer?, ¿qué vamos a beber?, ¿con qué vamos a vestirnos?
    32 Que por todas esas cosas se afanan los gentiles; pues ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.
    33 Buscad primero su Reino y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura.
    34 Así que no os preocupéis del mañana: el mañana se preocupará de sí mismo. Cada día tiene bastante con su propio mal.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    I Corintios 5:1-8
    1 Sólo se oye hablar de inmoralidad entre vosotros, y una inmoralidad tal, que no se da ni entre los gentiles, hasta el punto de que uno de vosotros vive con la mujer de su padre.
    2 Y ¡vosotros andáis tan hinchados! Y no habéis hecho más bien duelo para que fuera expulsado de entre vosotros el autor de semejante acción.
    3 Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espíritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que así obró:
    4 que en nombre del Señor Jesús, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de Jesús Señor nuestro,
    5 sea entregado ese individuo a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu se salve en el Día del Señor.
    6 ¡No es como para gloriaros! ¿No sabéis que un poco de levadura fermenta toda la masa?
    7 Puruficaos de la levadura vieja, para ser masa nueva; pues sois ázimos. Porque nuestro cordero pascual, Cristo, ha sido inmolado.
    8 Así que, celebremos la fiesta, no con vieja levadura, ni con levadura de malicia e inmoralidad, sino con ázimos de pureza y verdad.

  • Salmo responsorial

    Salmo 5:5-7, 12
    5 Pues no eres tú un Dios que se complace en la impiedad, no es huésped tuyo el malo.
    6 No, los arrogantes no resisten delante de tus ojos. Detestas a todos los agentes de mal,
    7 pierdes a los mentirosos; al hombre sanguinario y fraudulento le abomina Yahveh.
    12 Y se alegren los que a ti se acogen, se alborocen por siempre; tú los proteges, en ti exultan los que aman tu nombre.

  • Evangelio

    Lucas 6:6-11
    6 Sucedió que entró Jesús otro sábado en la sinagoga y se puso a enseñar. Había allí un hombre que tenía la mano derecha seca.
    7 Estaban al acecho los escribas y fariseos por si curaba en sábado, para encontrar de qué acusarle.
    8 Pero él, conociendo sus pensamientos, dijo al hombre que tenía la mano seca: «Levántate y ponte ahí en medio.» El, levantándose, se puso allí.
    9 Entonces Jesús les dijo: «Yo os pregunto si en sábado es lícito hacer el bien en vez de hacer el mal, salvar una vida en vez de destruirla.»
    10 Y mirando a todos ellos, le dijo: «Extiende tu mano.» El lo hizo, y quedó restablecida su mano.
    11 Ellos se ofuscaron, y deliberaban entre sí qué harían a Jesús.

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