viernes, 16 de octubre de 2020

Lecturas 16 de Octubre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Efesios 1:11-14
    11 A él, por quien entramos en herencia, elegidos de antemano según el previo designio del que realiza todo conforme a la decisión de su voluntad,
    12 para ser nosotros alabanza de su gloria, los que ya antes esperábamos en Cristo.
    13 En él también vosotros, tras haber oído la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvación, y creído también en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la Promesa,
    14 que es prenda de nuestra herencia, para redención del Pueblo de su posesión, para alabanza de su gloria.

  • Salmo responsorial

    Salmo 33:1-2, 4-5, 12-13
    1 ¡Gritad de júbilo, justos, por Yahveh!, de los rectos es propia la alabanza;
    2 ¡dad gracias a Yahveh con la cítara, salmodiad para él al arpa de diez cuerdas;
    4 Pues recta es la palabra de Yahveh, toda su obra fundada en la verdad;
    5 él ama la justicia y el derecho, del amor de Yahveh está llena la tierra.
    12 ¡Feliz la nación cuyo Dios es Yahveh, el pueblo que se escogió por heredad!
    13 Yahveh mira de lo alto de los cielos, ve a todos los hijos de Adán;

  • Evangelio

    Lucas 12:1-7
    1 En esto, habiéndose reunido miles y miles de personas, hasta pisarse unos a otros, se puso a decir primeramente a sus discípulos: «Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía.
    2 Nada hay encubierto que no haya de ser descubierto ni oculto que no haya de saberse.
    3 Porque cuanto dijisteis en la oscuridad, será oído a la luz, y lo que hablasteis al oído en las habitaciones privadas, será proclamado desde los terrados.
    4 «Os digo a vosotros, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.
    5 Os mostraré a quién debéis temer: temed a Aquel que, después de matar, tiene poder para arrojar a la gehenna; sí, os repito: temed a ése.
    6 «¿No se venden cinco pajarillos por dos ases? Pues bien, ni uno de ellos está olvidado ante Dios.
    7 Hasta los cabellos de vuestra cabeza están todos contados. No temáis; valéis más que muchos pajarillos.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Efesios 3:14-19
    14 Por eso doblo mis rodillas ante el Padre,
    15 de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra,
    16 para que os conceda, según la riqueza de su gloria, que seáis fortalecidos por la acción de su Espíritu en el hombre interior,
    17 que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que, arraigados y cimentados en el amor,
    18 podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad,
    19 y conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que os vayáis llenando hasta la total Plenitud de Dios.

  • Salmo responsorial

    Salmo 23:1-6
    1 Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta.
    2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce,
    3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.
    4 Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.
    5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.
    6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.

  • Evangelio

    Mateo 11:25-30
    25 En aquel tiempo, tomando Jesús la palabra, dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños.
    26 Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
    27 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce bien al Hijo sino el Padre, ni al Padre le conoce bien nadie sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
    28 «Venid a mí todos los que estáis fatigados y sobrecargados, y yo os daré descanso.
    29 Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas.
    30 Porque mi yugo es suave y mi carga ligera.»

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