sábado, 3 de octubre de 2020

Lecturas 3 de Octubre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Job 42:1-3, 5-6, 12-17
    1 Y Job respondió a Yahveh:
    2 Sé que eres todopoderoso: ningún proyecto te es irrealizable.
    3 Era yo el que empañaba el Consejo con razones sin sentido. Sí, he hablado de grandezas que no entiendo, de maravillas que me superan y que ignoro.
    5 Yo te conocía sólo de oídas, mas ahora te han visto mis ojos.
    6 Por eso me retracto y me arrepiento en el polvo y la ceniza.
    12 Yahveh bendijo la nueva situación de Job más aún que la antigua: llegó a poseer 14.000 ovejas, 6.000 camellos, mil yuntas de bueyes y mil asnas.
    13 Tuvo además siete hijos y tres hijas.
    14 A la primera le puso el nombre de «Paloma», a la segunda el de «Canela» y a la tercera el de «Cuerno de afeites».
    15 No había en todo el país mujeres tan bonitas como las hijas de Job. Y su padre les dio parte en la herencia entre sus hermanos.
    16 Después de esto, vivió Job todavía 140 años, y vio a sus hijos y a los hijos de sus hijos, cuatro generaciones.
    17 Después Job murió anciano y colmado de días.

  • Salmo responsorial

    Salmo 119:66, 71, 75, 91, 125, 130
    66 Cordura y sabiduría enséñame, pues tengo fe en tus mandamientos.
    71 Un bien para mí ser humillado, para que aprenda tus preceptos.
    75 Yo sé, Yahveh, que son justos tus juicios, que con lealtad me humillas tú.
    91 Por tus juicios subsiste todo hasta este día, pues toda cosa es sierva tuya.
    125 Yo soy tu servidor, hazme entender, y aprenderé tus dictámenes.
    130 Al abrirse, tus palabras iluminan dando inteligencia a los sencillos.

  • Evangelio

    Lucas 10:17-24
    17 Regresaron los 72 alegres, diciendo: «Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre.»
    18 El les dijo: «Yo veía a Satanás caer del cielo como un rayo.
    19 Mirad, os he dado el poder de pisar sobre serpientes y escorpiones, y sobre todo poder del enemigo, y nada os podrá hacer daño;
    20 pero no os alegréis de que los espíritus se os sometan; alegraos de que vuestros nombres estén escritos en los cielos.»
    21 En aquel momento, se llenó de gozo Jesús en el Espíritu Santo, y dijo: «Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes, y se las has revelado a pequeños. Sí, Padre, pues tal ha sido tu beneplácito.
    22 Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; y quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.»
    23 Volviéndose a los discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!
    24 Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, pero no lo vieron, y oír lo que vosotros oís, pero no lo oyeron.»

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