Lecturas del día:
Primera lectura
I Juan 2:22-2822 ¿Quién es el mentiroso sino el que niega que Jesús es el Cristo? Ese es el Anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.23 Todo el que niega al Hijo tampoco posee al Padre. Quien confiesa al Hijo posee también al Padre.24 En cuanto a vosotros, lo que habéis oído desde el principio permanezca en vosotros. Si permanece en vosotros lo que habéis oído desde el principio, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre,25 y esta es la promesa que él mismo os hizo: la vida eterna.26 Os he escrito esto respecto a los que tratan de engañaros.27 Y en cuanto a vosotros, la unción que de El habéis recibido permanece en vosotros y no necesitáis que nadie os enseñe. Pero como su unción os enseña acerca de todas las cosas - y es verdadera y no mentirosa - según os enseñó, permaneced el él.28 Y ahora, hijos míos, permaneced en él para que, cuando se manifieste, tengamos plena confianza y no quedemos avergonzados lejos de él en su Venida.Salmo responsorial
Salmo 98:1-41 Salmo. Cantad a Yahveh un canto nuevo, porque ha hecho maravillas; victoria le ha dado su diestra y su brazo santo.2 Yahveh ha dado a conocer su salvación, a los ojos de las naciones ha revelado su justicia;3 se ha acordado de su amor y su lealtad para con la casa de Israel. Todos los confines de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios.4 ¡Aclamad a Yahveh, toda la tierra, estallad, gritad de gozo y salmodiad!Evangelio
Juan 1:19-2819 Y este fue el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron donde él desde Jerusalén sacerdotes y levitas a preguntarle: «¿Quién eres tú?»20 El confesó, y no negó; confesó: «Yo no soy el Cristo.»21 Y le preguntaron: «¿Qué, pues? ¿Eres tú Elías?» El dijo: «No lo soy.» - «¿Eres tú el profeta?» Respondió: «No.»22 Entonces le dijeron: «¿Quién eres, pues, para que demos respuesta a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?»23 Dijo él: «Yo soy voz del que clama en el desierto: Rectificad el camino del Señor, como dijo el profeta Isaías.»24 Los enviados eran fariseos.25 Y le preguntaron: «¿Por qué, pues, bautizas, si no eres tú el Cristo ni Elías ni el profeta?»26 Juan les respondió: «Yo bautizo con agua, pero en medio de vosotros está uno a quien no conocéis,27 que viene detrás de mí, a quien yo no soy digno de desatarle la correa de su sandalia.»28 Esto ocurrió en Betania, al otro lado del Jordán, donde estaba Juan bautizando.Primera lectura
Efesios 4:1-7, 11-131 Os exhorto, pues, yo, preso por el Señor, a que viváis de una manera digna de la vocación con que habéis sido llamados,2 con toda humildad, mansedumbre y paciencia, soportándoos unos a otros por amor,3 poniendo empeño en conservar la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.4 Un solo Cuerpo y un solo Espíritu, como una es la esperanza a que habéis sido llamados.5 Un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo,6 un solo Dios y Padre de todos, que está sobre todos, por todos y en todos.7 A cada uno de nosotros le ha sido concedido el favor divino a la medida de los dones de Cristo.11 El mismo «dio» a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros, pastores y maestros,12 para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del Cuerpo de Cristo,13 hasta que llegemos todos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo.Salmo responsorial
Salmo 23:1-61 Salmo. De David. Yahveh es mi pastor, nada me falta.2 Por prados de fresca hierba me apacienta. Hacia las aguas de reposo me conduce,3 y conforta mi alma; me guía por senderos de justicia, en gracia de su nombre.4 Aunque pase por valle tenebroso, ningún mal temeré, porque tú vas conmigo; tu vara y tu cayado, ellos me sosiegan.5 Tú preparas ante mí una mesa frente a mis adversarios; unges con óleo mi cabeza, rebosante está mi copa.6 Sí, dicha y gracia me acompañarán todos los días de mi vida; mi morada será la casa de Yahveh a lo largo de los días.Evangelio
Mateo 23:8-128 «Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar "Rabbí", porque uno solo es vuestro Maestro; y vosotros sois todos hermanos.9 Ni llaméis a nadie "Padre" vuestro en la tierra, porque uno solo es vuestro Padre: el del cielo.10 Ni tampoco os dejéis llamar "Directores", porque uno solo es vuestro Director: el Cristo.11 El mayor entre vosotros será vuestro servidor.12 Pues el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado.
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