Lecturas del día:
Primera lectura
I Juan 4:11-1811 Queridos, si Dios nos amó de esta manera, también nosotros debemos amarnos unos a otros.12 A Dios nadie le ha visto nunca. Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud.13 En esto conocemos que permanecemos en él y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu.14 Y nosotros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo, como Salvador del mundo.15 Quien confiese que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece em él y él en Dios.16 Y nosotros hemos conocido el amor que Dios nos tiene, y hemos creído en él. Dios es Amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.17 En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos confianza en el día del Juicio, pues como él es, así somos nosotros en este mundo.18 No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto expulsa el temor, porque el temor mira el castigo;Salmo responsorial
Salmo 72:1-2, 10, 12-131 De Salomón. Oh Dios, da al rey tu juicio, al hijo de rey tu justicia:2 que con justicia gobierne a tu pueblo, con equidad a tus humildes.10 los reyes de Tarsis y las islas traerán tributo. Los reyes de Sabá y de Seba pagarán impuestos;12 Porque él librará al pobre suplicante, al desdichado y al que nadie ampara;13 se apiadará del débil y del pobre, el alma de los pobres salvará.Evangelio
Marcos 6:45-5245 Inmediatamente obligó a sus discípulos a subir a la barca y a ir por delante hacia Betsaida, mientras él despedía a la gente.46 Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar.47 Al atardecer, estaba la barca en medio del mar y él, solo, en tierra.48 Viendo que ellos se fatigaban remando, pues el viento les era contrario, a eso de la cuarta vigilia de la noche viene hacia ellos caminando sobre el mar y quería pasarles de largo.49 Pero ellos viéndole caminar sobre el mar, creyeron que era un fantasma y se pusieron a gritar,50 pues todos le habían visto y estaban turbados. Pero él, al instante, les habló, diciéndoles: «¡Animo!, que soy yo, no temáis.»51 Subió entonces donde ellos a la barca, y amainó el viento, y quedaron en su interior completamente estupefactos,52 pues no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.
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