Lecturas del día:
Primera lectura
Génesis 17:1, 9-10, 15-221 Cuando Abram tenía 99 años, se le apareció Yahveh y le dijo: «Yo soy El Sadday, anda en mi pressencia y sé perfecto.9 Dijo Dios a Abraham: «Guarda, pues, mi alianza, tú y tu posteridad, de generación en generación.10 Esta es mi alianza que habéis de guardar entre yo y vosotros - también tu posteridad -: Todos vuestros varones serán circuncidados.15 Dijo Dios a Abraham: «A Saray, tu mujer, no la llamarás más Saray, sino que su nombre será Sara.16 Yo la bendeciré, y de ella también te daré un hijo. La bendeciré, y se convertirá en naciones; reyes de pueblos procederán de ella.»17 Abraham cayó rostro en tierra y se echó a reír, diciendo en su interior: ¿A un hombre de cien años va a nacerle un hijo?, ¿y Sara, a sus noventa años, va a dar a luz?»18 Y dijo Abraham a Dios: «¡Si al menos Ismael viviera en tu presencia!»19 Respondió Dios: «Sí, pero Sara tu mujer te dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Isaac. Yo estableceré mi alianza con él, una alianza eterna, de ser el Dios suyo y el de su posteridad.20 En cuanto a Ismael, también te he escuchado: «He aquí que le bendigo, le hago fecundo y le haré crecer sobremanera. Doce príncipes engendrará, y haré de él un gran pueblo.21 Pero mi alianza la estableceré con Isaac, el que Sara te dará a luz el año que viene por este tiempo.»22 Y después de hablar con él, subió Dios dejando a Abraham.Salmo responsorial
Salmo 128:1-51 Canción de las subidas. Dichosos todos los que temen a Yahveh, los que van por sus caminos.2 Del trabajo de tus manos comerás, ¡dichoso tú, que todo te irá bien!3 Tu esposa será como parra fecunda en el secreto de tu casa. Tus hijos, como brotes de olivo en torno a tu mesa.4 Así será bendito el hombre que teme a Yahveh.5 ¡Bendígate Yahveh desde Sión, que veas en ventura a Jerusalén todos los días de tu vida,Evangelio
Mateo 8:1-41 Cuando bajó del monte, fue siguiéndole una gran muchedumbre.2 En esto, un leproso se acercó y se postró ante él, diciendo: «Señor, si quieres puedes limpiarme.»3 El extendió la mano, le tocó y dijo: «Quiero, queda limpio.» Y al instante quedó limpio de su lepra.4 Y Jesús le dice: «Mira, no se los digas a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda que prescribió Moisés, para que les sirva de testimonio.
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