Lecturas del día:
Primera lectura
I Tesalonicenses 4:13-1813 Hermanos, no queremos que estéis en la ignorancia respecto de los muertos, para que no os entristezcáis como los demás, que no tienen esperanza.14 Porque si creemos que Jesús murió y que resucitó, de la misma manera Dios llevará consigo a quienes murieron en Jesús.15 Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron.16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.17 Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.18 Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.Salmo responsorial
Salmo 96:1, 3-5, 11-131 ¡Cantad a Yahveh un canto nuevo, cantad a Yahveh, toda la tierra,3 contad su gloria a las naciones, a todos los pueblos sus maravillas.4 Que grande es Yahveh, y muy digno de alabanza, más temible que todos los dioses.5 Pues nada son todos los dioses de los pueblos. Mas Yahveh los cielos hizo;11 ¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra, retumbe el mar y cuanto encierra;12 exulte el campo y cuanto en él existe, griten de júbilo todos los árboles del bosque,13 ante la faz de Yahveh, pues viene él, viene, sí, a juzgar la tierra! El juzgará al orbe con justicia, a los pueblos con su lealtad.Evangelio
Lucas 4:16-3016 Vino a Nazará, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el día de sábado, y se levantó para hacer la lectura.17 Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito:18 El Espíritu del Señor sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos19 y proclamar un año de gracia del Señor.20 Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en él.21 Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy.»22 Y todos daban testimonio de él y estaban admirados de las palabras llenas de gracia que salían de su boca. Y decían: «¿No es éste el hijo de José?»23 El les dijo: «Seguramente me vais a decir el refrán: Médico, cúrate a ti mismo. Todo lo que hemos oído que ha sucedido en Cafarnaúm, hazlo también aquí en tu patria.»24 Y añadió: «En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria.»25 «Os digo de verdad: Muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando se cerró el cielo por tres años y seis meses, y hubo gran hambre en todo el país;26 y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda de Sarepta de Sidón.27 Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado sino Naamán, el sirio.»28 Oyendo estas cosas, todos los de la sinagoga se llenaron de ira;29 y, levantándose, le arrojaron fuera de la ciudad, y le llevaron a una altura escarpada del monte sobre el cual estaba edificada su ciudad, para despeñarle.30 Pero él, pasando por medio de ellos, se marchó.
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