Lecturas del día:
Primera lectura
I Tesalonicenses 5:1-6, 9-111 En lo que se refiere al tiempo y al momento, hermanos, no tenéis necesidad que os escriba.2 Vosotros mismos sabéis perfectamente que el Día del Señor ha de venir como un ladrón en la noche.3 Cuando digan: «Paz y seguridad», entonces mismo, de repente, vendrá sobre ellos la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta; y no escaparán.4 Pero vosotros, hermanos, no vivís en la oscuridad, para que ese Día os sorprenda como ladrón,5 pues todos vosotros sois hijos de la luz e hijos del día. Nosotros no somos de la noche ni de las tinieblas.6 Así pues, no durmamos como los demás, sino velemos y seamos sobrios.9 Dios no nos ha destinado para la cólera, sino para obtener la salvación por nuestro Señor Jesucristo,10 que murió por nosotros, para que, velando o durmiendo, vivamos juntos con él.11 Por esto, confortaos mutuamente y edificaos los unos a los otros, como ya lo hacéis.Salmo responsorial
Salmo 27:1, 4, 13-141 Yahveh es mi luz y mi salvación, ¿a quién he de temer? Yahveh, el refugio de mi vida, ¿por quién he de temblar?4 Una cosa he pedido a Yahveh, una cosa estoy buscando: morar en la Casa de Yahveh, todos los días de mi vida, para gustar la dulzura de Yahveh y cuidar de su Templo.13 ¡Ay, si estuviera seguro de ver la bondad de Yahveh en la tierra de los vivos!14 Espera en Yahveh, ten valor y firme corazón, espera en Yahveh.Evangelio
Lucas 4:31-3731 Bajó a Cafarnaúm, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.32 Quedaban asombrados de su doctrina, porque hablaba con autoridad.33 Había en la sinagoga un hombre que tenía el espíritu de un demonio inmundo, y se puso a gritar a grandes voces:34 «¡Ah! ¿Qué tenemos nosotros contigo, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres tú: el Santo de Dios.»35 Jesús entonces le conminó diciendo: «Cállate, y sal de él.» Y el demonio, arrojándole en medio, salió de él sin hacerle ningún daño.36 Quedaron todos pasmados, y se decían unos a otros: «¡Qué palabra ésta! Manda con autoridad y poder a los espíritus inmundos y salen.»37 Y su fama se extendió por todos los lugares de la región.
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