- Primera Lectura
2 Corintios 4:7-15
7Pero llevamos este tesoro en vasos de barro, para que se reconozca que la sobreabundancia del poder es de Dios y que no proviene de nosotros:8en todo atribulados, pero no angustiados; perplejos, pero no desesperados;9perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados,10llevando siempre en nuestro cuerpo el morir de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.11Porque nosotros, aunque vivimos, nos vemos continuamente entregados a la muerte por causa de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.12De manera que en nosotros actúe la muerte, y en vosotros la vida.13Pero teniendo el mismo espíritu de fe —según lo que está escrito: Creí, por eso hablé—, también nosotros creemos, y por eso hablamos,14sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará con Jesús y nos pondrá a su lado con vosotros.15Porque todo es para vuestro bien, a fin de que la gracia, multiplicada a través de muchos, haga abundar la acción de gracias para la gloria de Dios. - Salmo Responsorial
Salmo 126:1-6
1Canto de las subidas.Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión, nos parecía soñar.2Se nos llenaba de risas la boca,la lengua, de cantares de alegría. Entonces se decía entre las naciones: «El Señor ha hecho con ellos cosas grandes».3El Señor ha hecho con nosotros cosas grandes:estamos llenos de alegría.4Haz volver, Señor, a nuestros cautivoscomo los torrentes del Négueb.5Los que siembran con lágrimascosechan entre cantares de alegría.6Al marchar iban llorando,llevando las semillas. Al volver vienen cantando, trayendo sus gavillas. - Evangelio
Mateo 20:20-28
20Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, y se postró ante él para hacerle una petición.21Él le preguntó:—¿Qué quieres? Ella le dijo: —Di que estos dos hijos míos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y otro a tu izquierda.22Jesús respondió:—No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber? —Podemos —le dijeron.23Él añadió:—Beberéis mi cáliz; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde concederlo, sino que es para quienes está dispuesto por mi Padre.24Al oír esto, los diez se indignaron contra los dos hermanos.25Pero Jesús les llamó y les dijo:—Sabéis que los que gobiernan las naciones las oprimen y los poderosos las avasallan.26No tiene que ser así entre vosotros; al contrario: quien entre vosotros quiera llegar a ser grande, que sea vuestro servidor;27y quien entre vosotros quiera ser el primero, que sea vuestro esclavo.28De la misma manera que el Hijo del Hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en redención de muchos.
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