lunes, 11 de agosto de 2008

Evangelio y lecturas Martes 12 de Agosto 2008

1ª Lectura
Ez 2,8-10
8 Pero tú, hijo de hombre, escucha lo que te digo; no seas rebelde como esta raza de rebeldes; abre la boca y come lo que te doy». 9 Yo miré y vi una mano tendida hacia mí con un libro enrollado. 10 Lo desenrolló ante mi vista. Estaba escrito por dentro y por fuera, y contenía
lamentaciones, gemidos y ayes. II. JUICIO DE DIOS CONTRA EL PUEBLO ESCOGIDO
(3,1-24,27)
Ez 3,1-4
1 Y me dijo: «Hijo de hombre, cómelo; come este libro y vete a hablar a la casa de Israel». 2 Yo abrí la boca, y me hizo tragar el libro. 3 Entonces me dijo: «Hijo de hombre, aliméntate y sáciate de este libro que yo te doy». Yo lo comí, y fue en mi boca dulce como la miel. 4 Después me dijo: «Hijo de hombre, anda, dirígete a la casa de Israel y comunícales mis palabras.
Salmo Responsorial
Sal 119,14
14 yo encuentro la alegría en cumplir tus decretos más que en todas las riquezas;
Sal 119,24
24 tus decretos hacen mis delicias, ellos son mis consejeros.
Sal 119,72
72 la ley de tu boca es para mí mejor que millones de oro y plata.
Sal 119,103
103 qué dulce a mi paladar es tu promesa: mucho más que la miel para mi boca;
Sal 119,111
111 lo mío serán siempre tus órdenes, pues ellas son la alegría de mi corazón;
Sal 119,131
131 yo suspiro con la boca abierta, pues estoy ansioso de tus mandamientos.
Evangelio
Mt 18,1-5
1 En aquel momento se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: «¿Quién es, entonces, el más grande en el reino de Dios?». 2 Jesús llamó a un niño, lo puso en el centro 3 y dijo: «Os aseguro que si no cambiáis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de Dios. 4 El que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de Dios».
EL ESCÁNDALO 5 «El que acoge en mi nombre a un niño como éste, a mí me acoge.
Mt 18,10
10 Guardaos de despreciar a uno de estos pequeñuelos, porque yo os digo que sus ángeles en los cielos están continuamente en la presencia de mi Padre celestial.
Mt 18,12-14
12 «¿Qué os parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le extravía una de ellas, ¿no dejará en los montes las noventa y nueve e irá a buscar la extraviada? 13 Y si la encuentra, os aseguro que se alegra por ella más que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. 14 De la misma manera, vuestro Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de esos pequeñuelos».

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