Antes de iniciarse la lectura del Evangelio, Hortencia Jiménez Ojeda, María Magdalena Orta López, Dinora Álvarez Rendón, Lorena López, Isabel López Chávez, Angelina García, y José Francisco Ávila García, ingresaron a la catedral para, megáfono en mano, lanzar consignas también contra el Arzobispo de México, Cardenal Norberto Rivera. Sin embargo, fueron detenidos por la seguridad del templo y denunciados ante el Ministerio Público.
El Secretario General de la CEM, Mons. Víctor Rodríguez Gómez, publicó este lunes un comunicado que expresó la comunión y solidaridad de los obispos con el Cardenal Rivera, y la reprobación "por tan lamentables acontecimientos".
Los obispos dijeron que "preocupa la frecuencia con la que se están repitiendo estos deplorables hechos", principalmente la catedral, que ya ha sufrido hasta el momento 29 profanaciones.
El comunicado advirtió que este hecho atenta contra la fe de la mayoría de mexicanos y agrava "el clima de incertidumbre, violencia e inseguridad que flagela a nuestro México, sin procurar hasta ahora medidas eficaces de parte de las autoridades para prevenir estos sucesos".
"La ambigüedad de las leyes que prevalecen en el Estado Mexicano y la falta de una plena libertad religiosa continúan creando las condiciones propicias para la intolerancia, para la libre expresión de las ideas de los ministros de culto y por consiguiente, el acotamiento a las expresiones de fe en público o privado, limitando con esto el derecho humano más fundamental que es la manifestación de la fe", expresaron.
Dejan libres a agresores
El lunes, el procurador General de Justicia del DF, Miguel Ángel Mancera, informó que estas siete personas fueron liberadas porque no se pudieron configurar los delitos de daño en propiedad ajena y allanamiento de morada.
"La investigación que se seguía era por un posible daño en propiedad ajena, pero se determinó que la figura (de la Virgen de Guadalupe) que fue rota era una que ellos mismo portaban, y no se configuró el allanamiento en su modalidad de oficina o establecimiento dado que (la catedral) se trata de un lugar público", explicó a la prensa local.
Según Mancera, los siete agresores dijeron pertenecer a una congregación religiosa llamada la Casa de Dios-que no cuenta con registro en la Secretaría de Gobernación- y que no simpatizan con algún partido político.
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