Gaetano Vallini escribe en LOR que "el final es épico, con una batalla digna de una saga del inigualable éxito planetario. El encuentro definitivo entre las fuerzas del bien y del mal es verdaderamente de sangre, en una atmósfera bastante oscura".
"Los apasionados por la saga ya lo saben todo: para ellos el tema de la cinta está en entender cuán fiel es esta última película al libro. Hasta ahora no se han lamentado y creemos que no tendrán motivo para hacerlo tampoco ahora".
El autor advierte sin embargo que "la atmósfera, que en los últimos episodios era cada vez más inquietante y tenebrosa, aquí llega al punto máximo con una Hogwarts reducida a un cúmulo de ruinas humeantes. Esto podrá no gustarle a todos, como sucedió sobre todo con el film anterior, creando malestar en los espectadores más pequeños. La muerte, que antes era un acontecimiento extraño, casi un accidente en el camino, aquí es protagonista".
"En el encuentro final se ve mucha sangre y mueren muchos: magos más o menos grandes, profesores más o menos expertos. Y también este aspecto cada vez más violento reúne los motivos para que no sea agradable o adaptable a todos".
Vallini sostiene sin embargo que "en la saga el mal no es nunca fascinante y tampoco al final de cuentas el maligno aparece más atractivo. Se confirma en vez de eso los valores de la amistad y el sacrificio, en una singular y larga novela de formación que –a través de etapas también dolorosas ante la muerte y la experiencia de la pérdida– ve al héroe y sus compañeros pasar de la alegre despreocupación de la infancia a la realidad compleja de la edad adulta".
Finalmente Vallini señala que "así se cierra entonces. Y para algunos, sobre todo para quienes nunca gustaron de la saga, será una especie de liberación".
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