martes, 27 de septiembre de 2011

Evangelio 28 de Septiembre de 2011


  • Primera Lectura: Nehemías 2, 1-8
    "Si le parece bien a mi señor, déjeme ir para reconstruir la ciudad de mis padres"
    En el primer mes del año veinte del reinado de Artajerjes, siendo yo, Nehemías, el copero mayor, serví una copa de vino y se la ofrecía al rey. Nunca me había presentado ante él con cara triste, por lo que el rey me preguntó:
    «¿Por qué estás tan triste si no estás enfermo? ¿Qué es lo que te preocupa?»
    Sentí entonces un gran temor y le respondí:
    «Que viva el rey para siempre. ¿Cómo no he de estar triste cuando la ciudad donde se hallan enterrados mis padres está en ruinas y sus puertas consumidas por el fuego?»
    El rey me dijo:
    «¿Qué es, pues, lo que quieres?»
    Me encomendé al Dios del cielo y le contesté al rey:
    «Si le bien a mi señor, el rey, y si está satisfecho de mi, déjeme ir a Judá para reconstruir la ciudad donde están enterrados mis padres».
    El rey, con las reina sentada a su lado , preguntó: 
    «¿Cuánto durará tu viaje y cuándo volverás?»
    Al rey le pareció bien el plazo que le indiqué, y me permitió ir. Entonces yo añadí:
    «Ruego a mi señor, el rey, que me dé cartas para los gobernantes de la región del otro lado del río, para que me faciliten el viaje hasta Judá; y una carta dirigida a Asaf, encargado de los bosques reales, par que me suministre madera para las puertas de la ciudadela del templo, para el muro de la ciudad y para la casa donde me voy a instalar».
    Gracias a Dios, el rey me concedió todo lo que le pedí. 
  • Salmo Responsorial: 136
    "Tu recuerdo, Señor, es mi alegría."

    Junto a los ríos de Babilonia nos sentábamos a llorar de nostalgia; de los sauces que estaban en la orilla colgamos nuestras arpas.
    R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.

    Aquellos que cautivos nos tenían, pidieron que cantáramos.Decían los opresores: «Algún cantar de Sión, alegres cantemos».
    R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.

    Pero, ¿cómo podríamos cantar un himno al Señor en tierra extraña? ¡Que la mano derecha se me seque si de ti, Jerusalén, yo me olvidara!
    R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.

    ¡Que se me pegue al paladar la lengua, Jerusalén, si no te recordara, o si, fuera de ti, alguna otra alegría yo buscara!
    R. Tu recuerdo, Señor, es mi alegría.
  • Evangelio: Lucas 9, 57-62
    "Te seguiré adondequiera que vayas"
    En aquel tiempo, mientras iban de camino Jesús y sus discípulos, alguien le dijo:
    «Te seguiré adondequiera que vayas». 
    Jesús le respondió: 
    «Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos; pero el Hijo del hombre no tiene en dónde reclinar la cabeza». 
    A otro, Jesús le dijo: 
    «Sígueme». 
    Pero él le respondió: 
    «Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre». 
    Jesús le replicó: 
    «Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú ve y anuncia el Reino de Dios».
    Otro le dijo: 
    «Te seguiré, Señor, pero déjame despedirme de mi familia». 
    Jesús le contestó: 
    «El que empuña el arado y mira hacia atrás, no sirve para el Reino de Dios».

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