miércoles, 7 de septiembre de 2011

Evangelio 7 de Septiembre de 2011


  • Primera Lectura: Colosenses 3, 1-11
    "Ustedes han muerto con Cristo. Den muerte a todo lo malo que hay en ustedes"
    Hermanos: Puesto que ustedes ha resucitado con Cristo, busquen los bienes de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Pongan todo el corazón en los bienes del cielo, no en los de la tierra, porque han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando se manifieste Cristo, vida de ustedes, entonces también ustedes se manifestarán gloriosos juntamente con él.
    Den muerte, pues, a todo lo malo que hay en ustedes: la fornicación, la impureza, las pasiones desordenadas, los malos deseos y la avaricia, que es una forma de idolatría. Esto es lo que atrae el castigo de Dios sobre aquellos que no lo obedecen.
    Todo esto lo hacían también ustedes en su vida anterior. Pero ahora dejen a un lado todas estas cosas: la ira, el rencor, la maldad, las blasfemias y las palabras obscenas. 
    No sigan engañándose unos a otros; despójense del modo de actuar del viejo yo y revístanse del nuevo yo, el que se va renovando conforme va adquiriendo el conocimiento de Dios, que lo creó a su propia imagen.
    En este orden nuevo ya no hay distinción entre judíos y no judíos, israelitas y paganos, bárbaros y extranjeros, esclavos y libres; sino que Cristo es todo en todos.
  • Salmo Responsorial: 144
    "El Señor es bueno con todos."

    Un día tras otro bendeciré tu nombre y no cesará mi boca de alabarlo. Muy digno de alabanza es el Señor, por ser su grandeza incalculable.
    R. El Señor es bueno con todos.

    Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu Reino y narren tus proezas a los hombres.
    R. El Señor es bueno con todos.

    Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu Reino. Tu Reino, Señor, es para siempre, y tu imperio por todas las generaciones.
    R. El Señor es bueno con todos.
  • Evangelio: Lucas 6, 20-26
    "Dichosos los pobres ¡Ay de ustedes, los ricos!"
    En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo: 
    «Dichosos ustedes los pobres, porque de ustedes es el Reino de Dios. 
    Dichosos ustedes lo que ahora tienen hambre, porque serán saciados. Dichosos ustedes los que lloran ahora, porque al fin reirán.
    Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del Hijo del hombre. 
    Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el Cielo; pues así trataron sus padres a los profetas.
    Pero, ¡ay de ustedes, los ricos, porque ya tienen ahora su consuelo! ¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora, porque después tendrán hambre! ¡Ay de ustedes, los que ríen ahora, porque llorarán de pena! ¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe, porque de ese modo trataron sus padres a los falsos profetas!».

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