jueves, 10 de noviembre de 2011

Evangelio 10 de Noviembre de 2011


  • Primera Lectura: Sabiduría 7, 22-30; 8, 1
    "La sabiduría es un reflejo de la luz eterna, un espejo inmaculado de la actividad de Dios"
    La sabiduría es un espíritu inteligente, santo, único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado, lúcido, invulnerable, amante del bien, agudo, libre, bienhechor, amigo del hombre, amable, firme, seguro, sereno, que todo lo puede y todo lo ve, que penetra en todos los espíritus: los inteligentes, los puros y los más sutiles.
    La sabiduría es más ágil que cualquier movimiento y, por ser inmaterial, lo atraviesa y lo penetra todo. La sabiduría es un resplandor del poder de Dios, una emanación purísima de la gloria del omnipotente; por eso, nada sucio la puede contaminar. Es un reflejo de la luz eterna, un espejo inmaculado de la actividad de Dios y una imagen de su bondad.
    Ella sola lo puede todo; sin cambiar en nada, todo lo renueva; entra en las almas de los buenos de cada generación, hace de ellos amigos de Dios y profetas, porque Dios ama sólo a quienes conviven con la sabiduría. 
    La sabiduría es más brillante que el sol y que todas las estrellas; comparada con la luz del día, la sabiduría sale ganando, porque al día lo vence la noche, pero contra la sabiduría la maldad no puede nada. Ella se extiende poderosa de un extremo al otro del mundo, y con suavidad gobierna todo el universo.
  • Salmo Responsorial: 118
    "Enséñanos, Señor, tus leyes."

    Tu palabra, Señor, es eterna, más estable que el cielo. Tu fidelidad permanece de generación en generación, como la tierra que tú cimentaste.
    R. Enséñanos, Señor, tus leyes.

    Todo subsiste hasta hoy por orden tuya y todo está a tu servicio. La explicación de tu palabra da luz y entendimiento a los humildes.
    R. Enséñanos, Señor, tus leyes.

    Mira benignamente a tu siervo y enséñame a cumplir tus mandamientos; que sólo viva yo, Señor, para alabarte y que tu ley me ayude.
    R. Enséñanos, Señor, tus leyes.
  • Evangelio: Lucas 17, 20-25
    "El Reino de Dios ya está entre ustedes"
    En aquel tiempo, los fariseos le preguntaron a Jesús: 
    «¿Cuándo llegará el Reino de Dios?» 
    Jesús les respondió: 
    «El Reino de Dios no llega aparatosamente. No se podrá decir: “Esta aquí”, o “Está allá”, porque el Reino de Dios ya está entre ustedes».
    Les dijo entonces a sus discípulos: 
    «Llegará un tiempo en que ustedes desearán disfrutar siquiera un solo día de la presencia del Hijo del hombre, y no podrán. Entonces les dirán: “Está aquí”, o “Está allá”, pero no vayan corriendo a ver, pues así como el fulgor del relámpago brilla de un extremo a otro del cielo, así será la venida del Hijo del hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser rechazado por los hombres de esta generación»

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