jueves, 12 de enero de 2012

Evangelio 12 de Enero de 2011


  • Primera Lectura: I Samuel 4, 1-11
    "Derrota de Israel y captura del arca"
    Por entonces los israelitas acamparon en Eben-Ezer mientras que los filisteos en Afeq. Los filisteos tomaron posiciones frente a Israel; se trabó el combate y los israelitas fueron derrotados por los filisteos, que mataron en el campo de la batalla a unos cuatro mil hombres. El pueblo regresó al campamento y los ancianos dijeron: 
    «¿Por qué nos ha hecho sufrir hoy el Señor esta derrota frente a los filisteos? Vayamos a Siló a buscar el arca de la alianza del Señor, para que venga con nosotros y nos salve de nuestros enemigos».
    El pueblo mandó gente a Siló para que trajeran el arca de la alianza del Señor todopoderoso, que descansa sobre los querubines. Los dos hijos de Elí, Jofní y Pinjás, venían con el arca de la alianza de Dios.
    Cuando el arca de la alianza del Señor llegó al campamento, los israelitas lanzaron el grito de guerra y la tierra retemblaba. Al oír los filisteos el griterío, se preguntaron: 
    «¿A qué se debe tanta alegría en el campamento de los hebreos?» 
    Y se enteraron de que el arca del Señor había llegado al campamento. A los filisteos les entró miedo, y comentaban: 
    «Ha venido Dios al campamento. ¡Pobres de nosotros! Esto no había sucedido nunca. ¿Quién nos librará de la mano de esa divinidad tan poderosa? Es la que castigó a Egipto con toda clase de plagas y epidemias. Cobren ánimo y sean fuertes, filisteos, para no servir a los israelitas como ellos les han servido a ustedes. Sean hombres y luchen».
    Los filisteos fueron al combate. Israel fue derrotado y huyó cada uno a su tienda. Fue una gran derrota; cayeron de Israel treinta mil hombres de infantería, el arca de Dios fue capturada, y los dos hijos de Elí, Jofní y Pinjás, murieron.
  • Salmo Responsorial: 43
    "Redímenos, Señor, por tu misericordia."
    Ahora nos rechazas y permites que se burlen de nosotros, ya no acompañas a nuestras tropas: nos hacer retroceder ante nuestros adversarios, y nuestros enemigos nos han saqueado.
    Redímenos, Señor, por tu misericordia.

    Nos haces motivo de burlas para nuestros vecinos, risa y desprecio para cuantos nos rodean. Nos has hecho el comentario de las naciones, ante nosotros los pueblos menean la cabeza.
    Redímenos, Señor, por tu misericordia.

    ¡Despierta! ¿Por qué duermes, Señor mío? Levántante, no nos rechaces para siempre. ¿Por qué te desentiendes de nosotros y olvidas nuestra miseria y opresión?
    Redímenos, Señor, por tu misericordia.
  • Evangelio: Marcos 1, 40-45
    "Se le quitó la lepra y quedó limpio"
    En aquel tiempo, se le acercó a Jesús un leproso y le suplicó de rodillas: 
    «Si quieres, puedes limpiarme».
    Jesús, compadecido, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
    «Quiero, queda limpio»
    Inmediatamente le desapareció la lepra y quedó limpio. 
    Entonces lo despidió, advirtiéndole seriamente: 
    «No se lo digas a nadie; vete, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les conste que has quedado sano». 
    El, sin embargo, tan pronto como se fue, comenzó a divulgar entusiasmado lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad. 
    Tenía que quedarse fuera, en lugares solitarios, y aún así seguían acudiendo a él de todas partes.

No hay comentarios: