Lecturas del día:
Primera lectura
I Corintios 4:1-51 Por tanto, que nos tengan los hombres por servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios.2 Ahora bien, lo que en fin de cuentas se exige de los administradores es que sean fieles.3 Aunque a mí lo que menos me importa es ser juzgado por vosotros o por un tribunal humano. ¡Ni siquiera me juzgo a mí mismo!4 Cierto que mi conciencia nada me reprocha; mas no por eso quedo justificado. Mi juez es el Señor.5 Así que, no juzguéis nada antes de tiempo hasta que venga el Señor. El iluminará los secretos de las tinieblas y pondrá de manifiesto los designios de los corazones. Entonces recibirá cada cual del Señor la alabanza que le corresponda.Salmo responsorial
Salmo 37:3-6, 27-28, 39-403 Ten confianza en Yahveh y obra el bien, vive en la tierra y crece en paz,4 ten tus delicias en Yahveh, y te dará lo que pida tu corazón.5 Pon tu suerte en Yahveh, confía en él, que él obrará;6 hará brillar como la luz tu justicia, y tu derecho igual que el mediodía.27 Apártate del mal y obra el bien, tendrás para siempre una morada;28 porque Yahveh ama lo que es justo y no abandona a sus amigos. Los malvados serán por siempre exterminados, la estirpe de los impíos cercenada;39 La salvación de los justos viene de Yahveh, él su refugio en tiempo de angustia;40 Yahveh los ayuda y los libera, de los impíos él los libra, los salva porque a él se acogen.Evangelio
Lucas 5:33-3933 Ellos le dijeron: «Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y recitan oraciones, igual que los de los fariseos, pero los tuyos comen y beben.»34 Jesús les dijo: «¿Podéis acaso hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el novio está con ellos?35 Días vendrán en que les será arrebatado el novio; entonces ayunarán en aquellos días.»36 Les dijo también una parábola: «Nadie rompe un vestido nuevo para echar un remiendo a uno viejo; de otro modo, desgarraría el nuevo, y al viejo no le iría el remiendo del nuevo.37 «Nadie echa tampoco vino nuevo en pellejos viejos; de otro modo, el vino nuevo reventaría los pellejos, el vino se derramaría, y los pellejos se echarían a perder;38 sino que el vino nuevo debe echarse en pellejos nuevos.39 Nadie, después de beber el vino añejo, quiere del nuevo porque dice: «El añejo es el bueno.»
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