lunes, 16 de noviembre de 2020

Lecturas 16 de Noviembre de 2020

 

Lecturas del día:

  • Primera lectura

    Apocalipsis 1:1-4; 2:1-5
    1 Revelación de Jesucristo; se la concedió Dios para manifestar a sus siervos lo que ha de suceder pronto; y envió a su Angel para dársela a conocer a su siervo Juan,
    2 el cual ha atestiguado la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo: todo lo que vio.
    3 Dichoso el que lea y los que escuchen las palabras de esta profecía y guarden lo escrito en ella, porque el Tiempo está cerca.
    4 Juan, a las siete Iglesias de Asia. Gracia y paz a vosotros de parte de «Aquel que es, que era y que va a venir», de parte de los siete Espíritus que están ante su trono,
    1 Al Angel de la Iglesia de Efeso, escribe: Esto dice el que tiene las siete estrellas en su mano derecha, el que camina entre los siete candeleros de oro.
    2 Conozco tu conducta: tus fatigas y paciencia; y que no puedes soportar a los malvados y que pusiste a prueba a los que se llaman apóstoles sin serlo y descubriste su engaño.
    3 Tienes paciencia: y has sufrido por mi nombre sin desfallecer.
    4 Pero tengo contra ti que has perdido tu amor de antes.
    5 Date cuenta, pues, de dónde has caído, arrepiéntete y vuelve a tu conducta primera. Si no, iré donde ti y cambiaré de su lugar tu candelero, si no te arrepientes.

  • Salmo responsorial

    Salmo 1:1-4, 6
    1 ¡Dichoso el hombre que no sigue el consejo de los impíos, ni en la senda de los pecadores se detiene, ni en el banco de los burlones se sienta,
    2 mas se complace en la ley de Yahveh, su ley susurra día y noche!
    3 Es como un árbol plantado junto a corrientes de agua, que da a su tiempo el fruto, y jamás se amustia su follaje; todo lo que hace sale bien.
    4 ¡No así los impíos, no así! Que ellos son como paja que se lleva el viento.
    6 Porque Yahveh conoce el camino de los justos, pero el camino de los impíos se pierde.

  • Evangelio

    Lucas 18:35-43
    35 Sucedió que, al acercarse él a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna;
    36 al oír que pasaba gente, preguntó qué era aquello.
    37 Le informaron que pasaba Jesús el Nazoreo
    38 y empezó a gritar, diciendo: «¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí!»
    39 Los que iban delante le increpaban para que se callara, pero él gritaba mucho más: «¡Hijo de David, ten compasión de mí!»
    40 Jesús se detuvo, y mandó que se lo trajeran y, cuando se hubo acercado, le preguntó:
    41 «¿Qué quieres que te haga?» El dijo: «¡Señor, que vea!»
    42 Jesús le dijo: «Ve. Tu fe te ha salvado.»
    43 Y al instante recobró la vista, y le seguía glorificando a Dios. Y todo el pueblo, al verlo, alabó a Dios.

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