sábado, 21 de noviembre de 2020

Lecturas 21 de Noviembre de 2020

 

Lecturas del día:

    Primera opción

  • Primera lectura

    Apocalipsis 11:4-12
    4 Ellos son los dos olivos y los dos candeleros que están en pie delante del Señor de la tierra.
    5 Si alguien pretendiera hacerles mal, saldría fuego de su boca y devoraría a sus enemigos; si alguien pretendería hacerles mal, así tendría que morir.
    6 Estos tienen poder de cerrar el cielo para que no llueva los días en que profeticen; tienen también poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y poder de herir la tierra con toda clase de plagas, todas las veces que quieran.
    7 Pero cuando hayan terminado de dar testimonio, la Bestia que surja del Abismo les hará la guerra, los vencerá y los matará.
    8 Y sus cadáveres, en la plaza de la Gran Ciudad, que simbólicamente se llama Sodoma o Egipto, allí donde también su Señor fue crucificado.
    9 Y gentes de los pueblos, razas, lenguas y naciones, contemplarán sus cadáveres tres días y medio: no está permitido sepultar sus cadáveres.
    10 Los habitantes de la tierra se alegran y se regocijan por causa de ellos, y se intercambian regalos, porque estos dos profetas habían atormentado a los habitantes de la tierra.
    11 Pero, pasados los tres días y medio, un aliento de vida procedente de Dios entró en ellos y se pusireon de pie, y un gran espanto se apoderó de quienes los contemplaban.
    12 Oí entonces una fuerte voz que les decía desde el cielo: «Subid acá.» Y subieron al cielo en la nube, a la vista de sus enemigos.

  • Salmo responsorial

    Salmo 144:1-2, 9-10
    1 De David. Bendito sea Yahveh, mi Roca, que adiestra mis manos para el combate, mis dedos para la batalla;
    2 él, mi amor y mi baluarte, mi ciudadela y mi libertador, mi escudo en el que me cobijo, el que los pueblos somete a mi poder.
    9 Oh Dios, quiero cantarte un canto nuevo, salmodiar para ti al arpa de diez cuerdas,
    10 tú que das a los reyes la victoria, que salvas a David tu servidor. De espada de infortunio

  • Evangelio

    Lucas 20:27-40
    27 Acercándose algunos de los saduceos, esos que sostienen que no hay resurrección, le preguntaron:
    28 «Maestro, Moisés nos dejó escrito que si muere el hermano de alguno, que estaba casado y no tenía hijos, que su hermano tome a la mujer para dar descendencia a su hermano.
    29 Eran siete hermanos; habiendo tomado mujer el primero, murió sin hijos;
    30 y la tomó el segundo,
    31 luego el tercero; del mismo modo los siete murieron también sin dejar hijos.
    32 Finalmente, también murió la mujer.
    33 Esta, pues, ¿de cuál de ellos será mujer en la resurrección? Porque los siete la tuvieron por mujer.»
    34 Jesús les dijo: «Los hijos de este mundo toman mujer o marido;
    35 pero los que alcancen a ser dignos de tener parte en aquel mundo y en la resurrección de entre los muertos, ni ellos tomarán mujer ni ellas marido,
    36 ni pueden ya morir, porque son como ángeles, y son hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección.
    37 Y que los muertos resucitan lo ha indicado también Moisés en lo de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob.
    38 No es un Dios de muertos, sino de vivos, porque para él todos viven.»
    39 Algunos de los escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien.»
    40 Pues ya no se atrevían a preguntarle nada.

  • Segunda opción

  • Primera lectura

    Zacarías 2:14-17
    14 Grita de gozo y regocíjate, hija de Sión, pues he aquí que yo vengo a morar dentro de ti, oráculo de Yahveh.
    15 Muchas naciones se unirán a Yahveh aquel día: serán para mí un pueblo, y yo moraré en medio de ti. Sabrás así que Yahveh Sebaot me ha enviado a ti.
    16 Poseerá Yahveh a Judá, porción suya en la Tierra Santa, y elegirá de nuevo a Jerusalén.
    17 ¡Silencio, toda carne, delante de Yahveh, porque él se despierta de su santa Morada!

  • Salmo responsorial

    Lucas 1:46-55
    46 Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor
    47 y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador
    48 porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada,
    49 porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre
    50 y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen.
    51 Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón.
    52 Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes.
    53 A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada.
    54 Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
    55 - como había anunciado a nuestros padres - en favor de Abraham y de su linaje por los siglos.»

  • Evangelio

    Mateo 12:46-50
    46 Todavía estaba hablando a la muchedumbre, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera y trataban de hablar con él.
    47 Alguien le dijo: «¡Oye! ahí fuera están tu madre y tus hermanos que desean hablarte.»
    48 Pero él respondió al que se lo decía: «¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?»
    49 Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Estos son mi madre y mis hermanos.
    50 Pues todo el que cumpla la voluntad de mi Padre celestial, ése es mi hermano, mi hermana y mi madre.»

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